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sábado, 1 de octubre de 2016

◄ ▬ TÉ DE DRAGÓN AMARILLO ▬ ► 7º Cap [FINAL]

Personajes: JongHo [Jonghyun + Minho]
Género: Acción
EEL: +16

Resumen: Jonghyun es un acaudalado jefe de la mafia en Corea del Sur y que por circunstancias de la vida, quizás la mera casualidad, le llevó a coincidir en un desfile chino en el que un disfraz de dragón le hizo recordar una promesa que hacía casi 10 años que había olvidado. Ir a china en busca de un muchacho que tiempo atrás clavó en él algo más que sus ojos duros y severos.
Viaja a Pekín decidido a buscar la marca distintiva de aquel chico, un dragón amarillo...¿Qué le espera a un coreano en las duras calles de china donde abundan mafiosos dispuestos a sacarle las tripas por el simple hecho de ser coreano?

































7º CAPÍTULO [FINAL]


JONGHO MODE




Aún no sabían cómo abordar aquello, estaba claro que no sobrevivirían por muy blindado que estuviera el coche. Se dirigieron una mirada y sin saber porqué, sintieron la necesidad de confesarse el uno al otro sin prestar caso a lo que quisiera que Niel empezaba a decir delante del coche sobre ellos o la situación en la que se encontraban:


- Minho, tengo que admitir que pienso que tú y yo no hacemos buena pareja después de todo y que tú y tus costumbres son una frikada.
- Jonghyun, pienso que eres un hipócrita malcriado y un incapacitado para estar al frente de ninguna mafia.


Se sostuvieron la vista y contrariamente a esas voces en sus cabezas que les instaban a darse de puñetazos, acostaron distancia para darse el último beso en esa vida. Luego se quedaron en silencio pensando en si iba o no a doler cuando el coche explotase y todos sus pedazos fueran desperdigados sobre la calzada... Justo en aquel momento escucharon disparos y sorprendentemente ninguno parecía impactar sobre el coche, de modo que ambos se acercaron a las ventanillas para tratar de ver lo que sucedía. Los Tigres Blancos corrían en aparente desorden por la calle, algo a sus espaldas los estaba tiroteando y desde dentro del coche era imposible saber de quién o quienes se trataba. Jonghyun vio pasar a Niel sobre su moto sin preocuparse de llevarse a alguno de sus hombres por delante como si no fueran más que trozos de carne inertes... Fue entonces cuando el peliblanco escuchó una voz familiar que lo llamaba a gritos, hubiera reconocido aquel tono en cualquier parte del mundo:


- ¿¡KEY!?- abrió apresuradamente la puerta del coche y salió encontrándose de frente con su ex marido y casi dos centenares de sus hombres, armados hasta los dientes y que en su mayoría seguían disparando a los Tigres Blancos- ¿¡Qué haces aquí!?
- ¡Imbécil! -le abraza con fuerza escondiendo la cabeza en su pecho- P-pensé que no llegaría a tiempo...Oh,Dios...Eres tan estúpido...-sollozó.
- Pero... ¿cómo me has encontrado?¿Cómo has...?
- Tus guardaespaldas me llamaron preocupados porque no te habían podido seguir la pista cuando te largaste con ese chino... Me preocupé tantísimo que vine con 170 hombres por si te habías metido en un lío... Tienes suerte de que te haya encontrado...



Key giró la cabeza para mirar a Minho salir del coche. Odiaba en sobremanera a aquel hombre y no lo disimulaba, pero era el elegido de Jonghyun y hasta que no se cansara de él, no podía ponerle una mano encima sin provocar la ira del mayor. El mafioso chino, hizo una reverencia para agradecerle a Key su inestimable ayuda, al fin y al cabo los acababa de salvar de una muerte más que segura.


- Gracias - dijo a la Diva- Te debo mi vida, señor Kibum.
- ... -miró en silencio a aquel hombre sin querer dirigirle la palabra.
- Jonghyun, lo ideal sería que regresáramos a mi casa y nos preparásemos para...
- ¡No irá contigo a ninguna parte! -bramó Key- Jonghyun, vámonos, tenemos el avión en el aeropuerto esperando para regresar a Corea, por favor, éste sitio es peligroso ¿merece acaso la pena?
- ... - Jong alzó la vista para fijarse en Minho y tras sonreír tontamente contestó- Sí que la merece, Key.



Se apartó de los brazos de la Diva para acercarse y tomar a Minho de las mejillas y besarlo con ansias. Quizás en aquellos momentos en los que pensó y dio por seguro que ambos iban a morir, se percató de que realmente estaba enamorado de él a pesar de todos aquellos defectos o aquellas pamplinas que él no comprendía del tradicional y disciplinario comportamiento del chino... Sí, sin duda lo amaba y estaba seguro de que así era cuando un escalofrío recorrió toda su espina dorsal mientras Minho correspondía al beso en aquellos momentos.
El ex marido de Jonghyun, los observó besarse sintiendo que en aquellos momento deseaba que alguna bala le atravesara la cabeza o que la tierra se lo tragara para no tener que soportar la visión de que el hombre al que seguía adorando, estaba besándose con otro delante suyo y peor, manifestándo su absoluto amor por él...Miró en otra dirección y mientras sus soldados revisaban que el lugar fuera seguro, se frotó los ojos con los extremos de las mangas de su jersey para evitar que las lágrimas se dejaran ver y luego comenzó a respirar con fuerza para intentar calmarse... Nunca se había sentido tan humillado con en aquel momento y lo mejor que podía hacer era fingir que no le importaba, que no le molestaba...
Tras algunos segundos que parecieron durar años, Jonghyun llamó a su ex y le dijo que si habían traído vehículos, era mejor que los siguieran a él y Minho de regreso a la mansión del más alto para prepararse para una más que segura batalla campal. Key no dijo nada y ante su silencio el peliblanco lo apartó del coche sujetándolo por el brazo y dijo en un susurro a modo de reproche:


- ¿Es que no me has escuchado?
- Suéltame... -le mira disgustado- No me pongas una sola mano encima, Jong... Mis hombres no irán a ningún lado... Ésta guerra no es nuestra, no arriesgaré sus vidas por nada. Elige ¿vuelves a Corea con nosotros o te quedas?
- No voy a irme ahora-replica disgustado- Y no son tus hombres, son los míos y si les ordeno que se queden, no te seguirán.
- ¿Qué? - le mira frunciendo el ceño- ¿Qué diablos te pasa?
- Mejor dicho ¿qué te pasa a ti? Deberías pensar en tu vida, vuelve a Corea conmigo, ésto es una locura.
- ¿Por qué no aceptas que estoy enamorado de otro hombre? Ya ha pasado mucho tiempo desde que rompimos.
- ¡No decías eso cuando te acostabas conmigo!


Minho observó sorprendido como en un visto y no visto, aquel chico aparentemente frágil, se lanzaba sobre Jonghyun haciéndole un placaje que lo lanzó al suelo y allí ambos empezaron a forcejear. Hubiera sido imposible adivinar que Key era tan bueno en combate cuerpo a cuerpo, pues no le costaba defenderse de los puñetazos de Jong ni devolvérselos e inmovilizarlo. 
Finalmente, el más alto intervino y los separó cogiendo a Key por sorpresa e inmovilizándole los brazos hacia atrás. Fue el único modo de conseguir que se separase del peliblanco, el cual se levantó hecho una fiera y por muy poco no le propició un buen golpe al rubio. Por suerte Minho lo bloqueó también y los mantuvo a distancia cuan largos eran sus brazos para que no se hicieran daño. 


- Basta ya, sois adultos, dejad de comportaros como unos niños pequeños.
- ¡Tu no te metas!-gritó histérico Key.
- Me temo que no tengo más remedio -mira al rubio y luego tras soltarlos a ambos suspira- Entiendo que te enfades con él pero tampoco puedes reaccionar de una manera tan destructiva.
- ¿Y qué me lo impide?
- Los estallidos de rabia no son buenos para el cuerpo, dejar salir todo de golpe puede hacer más daño que bien - intentó mantener la calma y ser comprensivo al hablar.


Key tampoco le caía nada bien a él, pero no por ello lo iba a tratar mal, eso no era lo que su padre le había enseñado. Intentó explicar al coreano que era mejor dejar salir la rabia poco a poco y en forma de respiraciones pausadas para calmar el cuerpo. La Diva lo miraba como si estuviera diciendo gilipolleces, pero aún así, Minho se mostró tranquilo, cosa que incluso terminó por relajar a Jonghyun, era como si el chino fuera un foco de energía positiva y relajante y tras unos minutos, logró conseguir el mismo efecto sobre Key. Así mismo lo convenció de ponerse en marcha a su casa, quedarse en medio de la calle era peligroso y lo peor que podían hacer era ser un blanco fácil, el clan de Niel volvería e irían mucho más y mejor preparados, si había un momento para marchar y preparar un ataque desde otro lado, era ahora.
De modo que Minho tomó el volante del coche, Jonghyun se puso a su lado en el asiento del copiloto y Key tras él, mirando en silencio a ambos, intentando comprender qué era lo que había hecho que Jong prefiriese a aquel chino antes que a su persona. Pocos segundos después, dejó de prestar atención a aquellos dos que cada poco se echaban miraditas como dos adolescentes enamorados y se sonreían el uno al otro haciendo que él quedara anulado e invisible en el asiento de atrás. Suspiró con pesar sin querer verlos así y giró la cabeza para mirar por la ventanilla aquel lugar que le parecía incivilizado, algo horrible en comparación con su adorada ciudad portuaria de Busan... Quizás fuera porque China para él, era un sitio contaminado, oscuro y lúgubre... Se cruzó de brazos y cerró los ojos , en realidad era como si no estuvieran en un "alto el fuego" tenso, sino en una aparente calma, como si se encontraran en un momento en el que toda la ciudad se había quedado dormida... Aquello en realidad se debía a que la gente de a pie sabía cuando había que esconderse, las mafias chinas podían llegar a ser terriblemente sanguinarias y en cuanto comenzaba un tiroteo, todo el mundo corría a esconderse y daba la sensación de ser una ciudad fantasma. Cuando volvió a abrir los ojos estaban dentro de un garaje de piedra y el frío que allí hacía fue lo que le hizo reaccionar. Minho y Jonghyun aún estaban allí, el chino mirando el móvil y el coreano mirándolo a él. Sin decir una palabra, bajaron todos del coche y siguieron a Minho por toda la casa mientras hablaba con sus hombres y les daba ordenes para que tuvieran todo preparado en caso de que llegaran los Tigres Blancos para atacarles en la misma puerta de la vivienda. 
Jonghyun parecía sorprendido, al menos sus hombres ya habían sido recogidos por los de Minho y estaban allí, siendo preparados y dirigidos por Key, que al fin y al cabo era el que los formaba. No tenían más remedio que ayudar a los chinos en caso de ser necesario y era evidente en la cara de los mafiosos coreanos que no estaban por la labor, pero el hecho de tener que apoyar a su implacable líder, los convenció de que estaban haciendo lo correcto al ponerse de parte de los Dragones Amarillos. Sin embargo, aquel día transcurrió en aparente calma aunque en un par de ocasiones, los vigilantes avisaron de que habían visto pasar a Tigres Blancos Cazadores, ninguno se acercaba, pero era evidente que estaban tratando de averiguar la magnitud de la fuerza de defensa que podía tener el clan de Minho dentro de su casa. Puesto que ninguno se acercaba y que el mafioso chino no daba la orden, no hubo disparos aunque daba la sensación de que no tardaría en haberlos. 
A la hora de la comida, Minho explicó a los líderes coreanos que lo más probable era que Niel mandase algún mensajero, no era tan común como parecía presentarse en casa de otro clan a disparar, para las peleas también había protocolos y una de las normas era que NO se atacaría la casa del clan, jamás; aunque la antigua alianza entre los otros clanes había roto aquella regla, era más seguro dispararse en la calle, al fin y al cabo el gobierno chino, en diferentes estratos era afín a un clan o a otro y solía silenciar las bocas reconstruyendo eficazmente los destrozos que se generaban en territorio público. A Key no le sorprendió lo más mínimo que los políticos fueran corruptos, ya fuera en mayor o menos medida puesto que tenía entendido que se había implantado una pena de muerte para aquellos que fueran corruptos; a lo que el líder de los Dragones Amarillos tuvo que aclarar que la ley era para quienes aceptaran sobornos o robaran dinero del pueblo estando en un cargo público, el hecho de pertenecer a un clan mafioso no era conocido para cualquiera, a menudo otros clanes descubrían a un político de un clan rival por alguna nimiedad como podía ser la preferencia por usar corbatas de uno u otro color, pequeños detalles en los que la gente de a pie no ponía interés.
Jonghyun escuchó atento toda la conversación, tenía un nuevo punto de vista sobre Minho y su extraña pero eficiente manera de dirigir su mafia. Se hacía el distraído, dejaba que la Diva hiciera todas las preguntas mientras él se limitaba a sorber su ramen y beber vino, en cierto modo, el rubio sabía perfectamente las preguntas que hacer al chino para saciar su curiosidad y la del peliblanco. Finalmente Jonghyun intervino para saber si había también alguna norma estúpida que hiciera restricciones en cuanto a las armas que había que utilizarse; sorprendentemente, las había, lo más destructivo que se podía emplear en una guerra abierta entre ambas era un bazuca de calibre 60mm y M9A1, así como granadas de mano, aunque tampoco era habitual utilizar ambas armas en peleas así:


-¿Cómo que no? -replicó entonces Jonghyun- Esos fueron justamente los bazucas que estuvieron a punto de hacernos volar con coche incluido.
- Sí, es cierto, era una clara demostración de fuerza, pero en esos momentos todos los Tigres Blancos se encontraban agrupados, ten en cuenta que lo normal aquí es dispararse simplemente, fuego cruzado con armas de cualquier calibre que no superen la potencia destructora del bazuca.
- ¿Y cómo se acaba la pelea?¿Hasta que estén todos muertos?- intervino Key cada vez más incómodo.
- Normalmente es hasta que muera el que dirige a tu equipo.
- O sea... Que vamos a estar disparándonos como locos hasta que tu mueras o muera el que va con ellos -comentó el peliblanco mientras encendía un cigarro y daba una prolongada calada.
- Me temo que sí.
- ¿Y cuánto tiempo se alarga algo así? -se interesó la diva.
- No creáis que demasiado, mis hombres ya saben a por qué cabeza ir y te garantizo que los Tigres Blancos también lo saben, la más larga de la que he tenido conocimiento se alargó durante 45 minutos.
- ... Incluso me parece poco tiempo.
- Ten en cuenta que nadie se queda en el sitio. Se hace una barrera de vehículos, más los que la gente abandone en la calle en el momento de la pelea, todo el mundo se va a mover para ganar terreno, chicos, nadie va a estar estático esperando que le vengan a disparar.
- Así no es como peleamos los coreanos.
- Mejor, podéis cubrir las espaldas mientras mis hombres y yo vamos a reventarle la cabeza a Niel.
-¿Crees que Niel tendrá el valor de ir en persona?-Jonghyun levantó la vista para ver a Minho.
- No lo sé, pero si no lo hace, demostrará ante todos que es un cobarde y te garantizo que su padre no permitirá algo así. Ese clan no es conocido por ser cobarde, no creo que quiera manchar esa beligerante reputación.
- Ésto no me gusta...-musitó Key.
- Bueno Minho, tus hombres saben lo que deben hacer, pero los míos no ¿qué esperas que hagamos?
- Mantener la posición y cubrirnos, desgraciadamente yo no puedo quedarme atrás, cosa que sé que sí hará Niel, mi deber es avanzar con mis hombres hasta tener al muchacho a tiro y acabar con él.
- Es coña¿no?-intervino Jong.



- ¿Por qué dices eso? -Minho giró la cabeza viendo la sonrisa del peliblanco y sonrojándose después.
- Yo no puedo quedarme atrás como un cobarde. Mis hombres cubrirán las espaldas, pero yo avanzaré contigo.
- ¿No te das cuenta de que tú también eres un objetivo preferente para ellos?
- Mira, chinito, si me conocen y temen tanto en Corea no es por quedarme detrás esperando a que los demás hagan todo, voy contigo a por Niel y no se hable más.
- Pero Jonghyun ... -quiso intervenir Key.
- Dije "No se hable más" -repitió algo irritado el peliblanco.



Una vez más, la Diva se sintió completamente excluido de lo que allí sucedía. Siempre Jong le había dado su lugar en temas de "guerra" contra otras bandas, pero allí, no sólo le ninguneaba sino que todas sus atenciones eran únicamente para Minho, quien por supuesto, tampoco le daba importancia a Key, pues al fin y al cabo no era más que el segundo al mando en Corea y ya no estaban en su país, sino en China y allí el juego tenía normas diferentes.
Llegadas las diez de la noche, Minho garantizó que no habría ataque y pronto él y Jong se dedicaron a charlar sobre banalidades mientras tomaban cerveza y reían; todo bajo la felina mirada del rubio. Poco después de las once y media,Key no pudo hacer más que verlos marcharse juntos a la habitación y sintió un profundo odio quemándole desde lo más profundo de sus entrañas, de haber podido, habría matado al chino y discusión terminada, zanjada y bien enterrada,pero no se sintió capaz de hacerle aquello a su ex marido, de modo que junto con el resto de sus soldados, ocupó el gran gimnasio con futones en el suelo. Le resultó horrible verse allí con casi doscientos hombres sudorosos durmiendo, de modo que acabó por salir al corredor a tomar aire y sentarse. No podía dormir... ¿estarían Jonghyun y Minho teniendo sexo en aquellos momentos?

Lo cierto es que podría haber sido así, ambos líderes mafiosos estaban lo suficientemente animados por el alcohol como para comenzar a subir los besos de intensidad, incluso llegaron a desnudarse el uno al otro y a masturbarse, pero Jong, que había consumido alegremente casi 12 cervezas, cayó redondo sobre la cama y Minho tras él sin haber tomado tanto, pero igual de cansado tras aquel día de locos. Sin embargo, la impresión que dieron a los ojos de Key, fue efectivamente que habían estado follando.
Irrumpió allí a las cuatro de la madrugada con una carta que llevaba el sello de los Tigres Blancos. No fue nada cuidadoso ni considerado, prácticamente levantó a Minho a golpes recriminándole que no era más que un niñato inconsciente. Los segundos que el más alto tardó en percatarse de lo que sucedía,sintió ganas de emprenderla a golpes con aquel coreano de ojos de gato, pero al ver que le mostraba una carta con el inconfundible sello de sus rivales, se levantó apresurado de la cama, rompió el sobre y leyó apuradamente el contenido segundos antes de ponerse una bata y salir con premura de su dormitorio para comenzar a preparar a sus hombres. Key no había podido leer nada, no entendía nada de chino y claramente la carta estaba escrita en ese idioma, no podía imaginar que podía ocurrir todo lo contrario a lo que el líder de los Dragones Amarillos había dicho... Mientras fuera, todos se movilizaban, se inclinó a ver a Jonghyun dormir y se sintió tentado de despertarlo con un beso, como siempre había hecho cuando se quedaba a dormir en su cama... ¿¡Qué diablos!? Si se había acostado con el asqueroso chino lo menos que merecía era un beso de modo que sacudió con violencia la cama provocando el sobresalto del peliblanco:


- ¿¡Qu-e... qué diablos pasa!?¿Ah?¿Key...?¿¡Qué cojones crees que haces!?
- ¡Arriba Jonghyun! -sonríe de forma socarrona- Ha llegado una carta del enemigo, ponte en pie y vamos a ver qué dice el chino.
- ... Mmnff...-se toca la cabeza- ¿Una carta...?- se baja de la cama y tras estirarse, busca su ropa para vestirse lo más rápido que puede- ¿Qué hora es?
- Las cuatro y cuarto de la mañana.
- Joder... Como odio madrugar -ronda los ojos.
- Ésto es China , aquí no controlas nada, vamos, date prisa.
- Juro que cualquier día te mataré... Maldita Diva loca.


Jonghyun salió de la habitación siguiendo a Key. Aún se sobaba los ojos, sentía que no había dormido lo suficiente... Ah, la edad... Que mala era la edad. Con 20 años, podría haberse pasado casi 3 días enteros sin dormir, bebiendo como loco y aún así se presentaría con fuerzas para cualquier cosa que le saliera al paso...Ah,la edad...
Se encontraron con todos los habitantes de la casa caminando con premura de un lado a otro, buscando sus armas, equipándose, preparándose para una guerra en la calle entre dos grupos rivales... Casi parecía un conflicto bélico a nivel nacional... En China todo daba la impresión de ser mucho más exagerado que en Busan. En Corea los conflictos entre mafias eran como mucho , algunos asesinatos puntuales en medio de la calle , disparos furtivos a personas concretas,pero jamás había sucedido algo semejante como tener que convocar "un ejército"... ¿Cuántos hombres iban a ir a la calle a matarse a tiros? En cierto momento, sintió que realmente era una locura ponerse en medio de la calle a disparar en un fuego cruzado sin ninguna clase de control hasta que todos los miembros de una banda estuvieran muertos... Alcanzar al líder no iba a ser nada sencillo ¿y si dañaban a Minho? Al chino no parecía preocuparle que le alcanzaran con una bala en medio de las cejas, de modo que se acercó a él por la espalda y dijo con seriedad:


- ¿Crees que es lo mejor? ¿Y si te alcanzan?
- Lo que tenga que ser, será, Jonghyun, el destino escapa a nuestras manos -dijo con calma.- Verás, nuestras propias decisiones nos han traído aquí... No podemos darle la espalda a la vida como cobardes.
- No es cobardía... En Corea no pasan éstas cosas, como mucho, te pueden poner una bomba en el coche o dispararte por la calle,pero no ésto.
- ¿Qué quieres decir?
- Minho, ¿una guerra campal con bazucas?¿Siquiera te has parado a pensar la cantidad de gente que se puede matar con un arma como esa?
- No creo que la usen... ¿Estás asustado?
- ¿Tú no?
- Claro que lo estoy, pero también estoy dispuesto a echarle un último pulso a la vida. Antes de salir vamos a rezar a los dioses de la fortuna ¿querrás rezar con nosotros?
- Yo no creo en la religión... Pero te acompañaré.
- Algo es algo -sonríe ampliamente.


Poco después, todos se dirigían de forma ordenada al patio principal de la casa, mientras los coreanos permanecían en pie mirando y sumidos en un silencio casi fantasmal, los chinos, encabezados por Minho, se arrodillaron en el suelo mirando hacia la capilla de la casa y comenzaron a rezar, todos a un mismo tiempo, pidiendo a sus antepasados y a los dioses que les dieran buena fortuna y suerte en aquello que estaban a punto de emprender. Aunque rezaban en su lengua natal, Jonghyun interpretaba mentalmente ¿qué otra cosa se puede pedir cuando se reza sino suerte ante los problemas? Cuando acabaron, Minho encendió diferentes velas olorosas, incienso e hizo varias ofrendas ante el altar de la casa para después girarse hacia sus hombres encendiendo unas varillas que no solo desprendieron un agobiante olor a manzana con canela, incluso diría que algo más, algo más fuerte...Así mismo las varillas soltaban un peculiar humo amarillento, símbolo inequívoco del color del clan mientras recitaba una especie de juramento que todos sus hombres repitieron al unísono.



- ¡Que la sabiduría del Dragón Amarillo nos conduzca a la victoria!
- Malditos chinos -dijo Key en voz baja - Parecen más una secta de la edad media que hombres del siglo XXI.
- Cállate, Key - gruñó Jonghyun girando la cabeza para verle- Eres demasiado estúpido para comprender el simbolismo de éste momento.
- ¿Qué? ¿Desde cuando eres tan profundo, imbécil?


En un visto y no visto, Jong tenía a Key contra la pared y con el cañón de la pistola hundido en su mandíbula:


- Si sigues jodiendo con tu lengua de serpiente te volaré la cabeza.
- Adelante... hazlo... -le miró fijamente a los ojos.
- Jonghyun -intervino Minho- No es momento de mancharte de sangre y mucho menos con él.
- No te entrometas, chino, ésto no va contigo.
- Estás en mi casa, no sólo va conmigo, sino que además estoy seguro de que cuando lo pienses fríamente, agradecerás no haber apretado el gatillo. Baja el arma,por favor.
- Estás de suerte,Diva.


Tras aquel incómodo momento, Key no volvió a dirigirle la palabra a Jonghyun y a la inversa, sin embargo,tanto Minho como Jong, hablaban sin parar en susurros sobre lo que estaba a punto de suceder. No sabían si sobrevivirían o no y cada poco se besaban apasionadamente para demostrarse que a pesar de las diferencias, se amaban locamente, de una forma que seguramente, ni siquiera ellos mismos terminaban de entender. Apenas dieron las seis de la mañana, ya iban todos en sus coches blindados hacia el lugar de reunión. No se trataba de ninguna calle, no, Niel los había citado a las afueras y eso significaba que era más que posible que los bazucas sí que fueran empleados en aquel combate. Aquella ciudad no había visto en más de 30 años, semejante despliegue de fuerzas mafiosas con el único propósito de aniquilarse. En el momento en el que los edificios de Pekín quedaron atrás, ambos líderes mafiosos se sostuvieron la mirada, ya no había marcha atrás y era imposible saber si tendrían tiempo de decirse o no lo mucho que se querían el uno al otro antes de morir. 
A la llegada al lugar acordado, los Tigres Blancos ya se encontraban allí apostados tras el muro de contención que eran sus vehículos blindados, era evidente que mucho antes de enviar la nota, ya estaban allí preparando a la perfección su parte del tablero. Para sorpresa de Jonghyun, permitieron de buen grado que Minho y sus hombres se posicionaran a una distancia no superior a 300 metros de donde ellos se encontraba, de una forma muy similar, los coches eran la barricada tras la que esconderse, dispuestos en tres filas de forma dispar, los huecos de al menos dos metros que quedaban entre coche y coche, eran rellenados en la fila siguiente por la presencia de otro coche más para permitir que fuera una barrera completa que al mismo tiempo permitía el paso de los hombres para acabar en un campo abierto en el que era más que simple fijar un blanco y matarlo... Jonghyun se puso de los nervios, aún no había localizado a Niel en medio de aquella marea de hombres vestidos de blanco hasta que finalmente lo localizó con ayuda de unos binoculares. Estaba atrás del todo, era el único que estaba sentado encima de una moto y con el casco puesto y no sabía si eso significaba que iban a atacar en ellas o que simplemente estaba intentando hacerse el chulo por última vez ataviado de aquella forma que en cierto modo se le antojó un poco absurda a pesar de que en otro momento le habría parecido como poco, una vestimenta muy chula, sin duda con el aire de chico malo de los años 90. Minho suspiró, la tensión era tal que podría haberse cortado con un cuchillo. Ambos bandos se mantenían a la espera de que el reloj diera las siete de la mañana, una vez el sol brillara sobre sus cabezas, comenzarían los disparos y era difícil concebir algo de aquella magnitud. Todos los hombres presentes permanecían en silencio, como si tuvieran miedo de hablar y que ello provocara por algún accidente, que los disparos comenzaran antes de tiempo. 
Los Dragones Amarillos sacaban brillo a sus armas o revisaban que estuvieran debidamente cargadas y armadas, todo en un perturbador silencio. Minho y él se miraron a los ojos y no hizo falta que palabra alguna saliera de sus bocas, sólo con el contacto visual sabían que estaban felices de haberse vuelto a encontrar y que fuera cual fuera el resultado de aquella pelea, siempre iban a estar juntos, en vida o en muerte. Un última beso y ambos líderes se prepararon para que diera comienzo aquella escena surrealista... Aún el peliblanco pensaba que todo aquello era maldita y excesiva exageración de algo que había ocurrido por una infeliz casualidad y que en vez de aquello, era mejor pararse y hablarlo. Resultaba cuanto menos extraño, ver a Jonghyun el temerario, asustado de algo así, quizás por la falta de costumbre, los fuegos cruzados a los que se enfrentaba en Corea, jamás habían  alcanzado unas dimensiones semejantes. Cuando el reloj del líder de los Dragones Amarillos marcó las siete en punto, lo hizo también el reloj de Niel y ni medio segundo se dio antes de que hubiera disparos por parte de ambos bandos y hombres y mujeres que se lanzaban como si fueran kamikaces hacia aquel terreno abierto que no era más que el comienzo de una desenfrenada y desesperada carrera por acercarse todo lo posible al bando rival para atrapar al líder. Más pronto que tarde, comenzó el suelo a llenarse de cadáveres y de hombres heridos. La impresión y el ruido fueron tan ensordecedores que Key se agazapó tras la segunda fila escondido tras un coche cubriéndose los oídos y temblando como una gelatina al igual que el resto de coreanos, incluyendo a Jonghyun,que quedó paralizado sin saber cómo reaccionar ante aquella estruendosa tormenta de balas que crujían al rebotar contra la superficie blindada de los coches.
Minho puso una mano sobre el hombro de Jonghyun en un gesto silencioso de apoyo moral. Antes de que el más bajo pudiera darse cuenta, Minho había abandonado la segunda línea de defensa de sus coches y estaba tras la primera, dispuesto a aventurarse junto al resto de sus hombres en la cacería por la cabeza de Niel. Inevitablemente, Jonghyun saltó como un resorte y en cuanto el más alto comenzó a correr campo través, él le siguió disparando con mano experta y certera a todo Tigre Blanco que se acercara peligrosamente o que tan sólo se pusiera en su punto de mira. Todo era demasiado confuso y no escuchó el grito de Key suplicándole que por favor diera media vuelta y regresara a la seguridad de los coches. Fue en ese momento cuando un ruido ensordecedor y una onda expansiva, lanzó a muchos contra el suelo. Los soldados del clan de Niel habían lanzado un misil con un bazuca y había impactado en la tercera línea de coches provocando que dos de ellos salieran por los aires junto con hombres tanto de Minho y Jong, quienes a causa de la onda expansiva habían acabado en el suelo también. Se levantó tal cantidad de polvo, que gracias a la cercanía de ellos dos, el peliblanco logró escuchar a su amante decirle a él y sus hombres que no se levantaran del suelo, pues los disparos persistían y sin lugar a dudas los sentían pasar por encima de sus cabezas. De modo que comenzaron a avanzar reptando por el suelo como si fueran soldados haciendo entrenamiento en el ejército. Tan pronto como la humarera se disipó, se encontraron en medio del camino, ni cerca de los suyos ni cerca de los enemigos. Por suerte o desgracia, Minho rodó por el suelo evitando balas hasta ocultarse tras una puerta de uno de los coches que al recibir el bombazo, explotaron en pedazos lanzando metralla en todas direcciones y aquella puerta blindada ofrecía cierto nivel de seguridad. Los Tigres Blancos ni siquiera se habían percatado de que aquel era el objetivo al que debían aniquilar, estaban pendientes de aquellos que venían de frente corriendo y disparando.
Jonghyun se había quedado tumbado en el suelo avanzando más lentamente para evitar que le dispararan y hasta que no llegó a un punto en el que pudo cubrirse con tres cadáveres apilados, no intentó disparar siquiera...En ese momento, todo volvió a ser presa del pánico y la confusión, un nuevo misil había sido lanzado y más coches de la barrera de los Dragones Amarillos volaron por los aires junto con todos los hombres que estuvieran cerca. Jong miró confundido a todos lados y amparado por la humarera intentó localizar a Niel con el único fin de acabar de una vez por todas con aquella locura de campo de batalla. La adrenalina que se había disparado en su cuerpo le daba un fuerte dolor de cabeza y trataba de controlarla y no dejarse llevar por el pánico a pesar de sentir que aquella situación se le iba de las manos. En ese momento escuchó a Minho gritar de dolor y se temió lo peor, salió de su pequeña defensa para buscarlo en medio de una lluvia de balas, fuego y humo. Sorprendentemente lo encontró peleando con Niel varios metros más atrás y sin pensar que estaba dando la espalda a quienes no debía, corrió para ayudarle. Su carrera se vio detenida abruptamente por un disparo en una pierna que le hizo sentir una profunda quemazón e inmediatamente se fue de rodillas al piso resoplando con fuerza. Giró la cabeza y casi pudo sentir que el siguiente disparo iba a ser en su cabeza, simplemente escuchó el ruido y cerró los ojos con fuerza sintiendo que el tiempo se detenía y que en aquella ocasión su gran suerte se había acabado... Pero no sintió dolor...¿Ya estaba muerto? Al abrir los ojos se encontró a Key protegiéndole con su propio cuerpo, como escudo humano, había detenido la bala con el pecho y a cámara lenta el peliblanco lo sujetó antes de que se desplomara sobre sí. No tuvo tiempo de comprobar si respiraba o no, alzó la mano diestra y comenzó a soltar una ráfaga de disparos que no cesaron hasta que el cargador se vació tras haber hecho de aquel maldito Tigre Blanco un jodido colador de sangre. Miró a la Diva asustado y apretó con las manos la herida que sangraba a borbotones, Key no hablaba, intentaba concentrarse en respirar a pesar de que sentía que no podía hacerlo. 
A pesar de no querer separarse, Jonghyun se vio obligado a retroceder y dejar a su mejor amigo allí tirado en el suelo sin saber si podría o no darle las gracias cara a cara. En un visto y no visto estuvo a la espalda del joven líder de los Tigres Blancos, que herido en los brazos y las piernas, se revolcaba por el suelo forcejeando con Minho mientras éste pujaba por no soltar la pistola a pesar de que una bala le hubiera atravesado la mano de lado a lado. No hubo tiempo para pensar en nada más, Jonghyun agarró a Niel de la ropa y jalándolo lo separó de Minho con el tiempo justo de que éste se incorporase y pusiera la pistola en la sien del muchacho. AUtomáticamente y como por arte de magia, los disparos se detuvieron y el clan blanco contuvo la respiración a la espera de que su líder fuera brutalmente ejecutado para zanjar la disputa. Y efectivamente, el disparó se alojó entre ceja y ceja del chiquillo que segundos después calló al suelo muerto y con los ojos abiertos de par en par. No había sido Minho quien había disparado,sino Jonghyun...
Pocos segundos después, los supervivientes corrían en desorden buscando la manera de huír de allí de regreso a la ciudad, pues en cierto modo, nada les impedía en aquellos momentos,ser masacrados por los hombres de Minho y Jonghyun... El campo quedó en un silencio que únicamente era perturbado por el crujir del fuego que aún se mantenía en las zonas que habían sido bombardeadas por los bazucas y fue entonces cuando Jong recordó que Key estaba herido y corrió para ver si podrían o no salvarlo haciendo una última y desesperada carrera al hospital.




◄ ▬ EPÍLOGO ▬ ►



- ¿De verdad que no quieres volver conmigo a Corea? -suspiraba mientras esperaba en la zona de facturación mirando al peliblanco.
- No, Key... Después de lo que has hecho, te debo la vida, pero cuanto puedo hacer es dejarte mis negocios, creo que serás un líder alucinante- sonreía Jonghyun.
- Yo no quiero ser un líder, yo sólo te quiero a ti... Aunque ya veo que es imposible... ¿Qué harás ahora aquí?-susurró bajando la cabeza.
- Minho y yo estamos pensando en adoptar un niño que pueda seguir con la tradición de los Dragones Amarillos... Lo creas o no, he aprendido mucho de todo ésto y sinceramente, creo que quiero pasar el resto de mi vida con ese chino.
- ... Bueno... -suspira- Espero que al menos vengas un día a Busan a verme y a presentarme a tu hijo... Por llamarlo de algún modo.



Ambos guardaron silencio cuando la megafonía anunció que el vuelo de Key estaba a punto de salir. Se miraron unos segundos y tras un abrazo más bien amargo, el rubio se despidió de Jonghyun deseándole lo mejor y lamentando no poder formar parte de aquella nueva etapa que estaba a punto de emprender.
Una vez Key se hubo perdido entre la gente, Jong sintió que había hecho lo correcto y salió del aeropuerto, caminó menos de dos minutos por el gran aparcamiento hasta dar con el coche de Minho y se subió a éste suspirando:


- Ha debido de ser duro decirle adiós -comentó el más alto mientras lo miraba con gesto cariñoso y comprensivo.
- Sí... pero sé que volveremos a vernos, algún día, el hijo que adoptemos, tendrá que ir a Corea a conocer lo que me pertenece.
- Creí que se lo habías dejado todo a él.
- Key nunca abandonará la idea de que volveré, la empresa sigue siendo mía, pero será él quien la dirija y sé que lo hará bien mientras tú y yo nos dedicamos a recuperar el tiempo perdido.
- Es una idea fantástica.


Ambos se sonrieron y tras un beso efímero pero intenso, Minho puso el coche en marcha y arrancó con rumbo a una nueva vida, un nuevo camino que el destino , de ser benevolente, les permitiría disfrutar hasta el último día de sus vidas. Era una aventura a fin de cuentas, una en la que dos hombres diferentes, quedaron enamorados siendo apenas unos adolescentes y que media vida después, como hombres adultos decidieron compartir con todas sus consecuencias y todas sus sorpresas.



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FINAL



JONGHO MODE

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