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viernes, 3 de noviembre de 2017

✦✧ YORU VIVE BAJO LA CAMA✧✦ [Especial Halloween 2017]

🎃ESPECIAL HALLOWEEN 2017🎃

Personajes: SHINee [Onew, Jonghyun, Key, Minho, Taemin ]
Género: Terror
EEL: TP

Resumen: Llega la noche de Halloween y por las calles se rumorea que se cumplen cien años desde la última vez que apareció en el pueblo. Se rumorea, que Yoru es un ser de sombras, que vive bajo la cama y que cada cien años, regresa para atormentar a los niños y a los adolescentes en busca de su muerte.


























Vivíamos en un pueblo bastante grande que estaba a dos horas en coche de la ciudad. Teníamos allí, todo lo que pudiéramos desear. Mirando en dirección norte, alcanzabas a ver el mar, los días que había claridad, por el este teníamos un precioso pinar, que era una zona protegida de la región y además, teníamos nuestro propio lago...Quizás exagero al llamarlo lago, en realidad se trataba de una poza de agua que llegaba por medio de una pequeña cascada, desde las montañas.
Podría decirse que vivíamos en un lugar maravilloso e ideal, con la dosis justa de naturaleza y ciudad, entremezcladas. No se podría decir que éramos completamente de pueblo, pero tampoco de ciudad.
Lo que siempre ha hecho interesante un lugar, es la historia que encierra en su folclore y en sus leyendas urbanas... Y puesto que hoy en día de Halloween, os voy a contar cuál es la más popular de terror que conocemos en ésta zona. 
Me la contaron mis padres cuando era muy pequeño y lo cierto es que desarrollé un pánico terrible a dormir solo por las noches en mi dormitorio. Aunque fuera solo una leyenda y mis padres aseguraban que nunca había pasado nada, Key, uno de mis mejores amigos de el colegio, me dijo que su tatarabuelo, que contaba ya con casi 110 años, le había contado la misma historia, pero que en su caso, le había dicho que era completamente cierta, porque le había ocurrido a él cuando contaba nueve años. ¿Qué historia es? Nosotros lo llamamos "YORU", no sabría decir porqué exactamente, pero ese era el nombre de nuestro monstruo personal. Decían que existió durante el siglo XVI en aquella misma región, un muchacho de aproximadamente 16 años y cuyos padres lo habían abandonado a su suerte, dejándolo en manos de un hombre que lo torturó y se cuenta que también abusó sexualmente de él, hasta que YORU perdió la cabeza y se suicidó. Sin embargo, no fue así como todo acabó. El mismo día que el chico murió, al anochecer, poco a poco, todos los niños y adolescentes comenzaron a ser presa de horribles pesadillas, todos en la misma situación. En sus habitaciones, a oscuras y en soledad, surgía de debajo de la cama, una sombra de un joven pálido con los ojos vacíos y las extremidades tan retorcidas, que resultaba imposible creer que pudiera realmente emplearlas. Trepaba hasta la cama y abría su boca infestada de colmillos, para absorber el alma de su víctima. Aquellas visiones se prolongaron durante todo el mes de Octubre y no fue hasta el día 31 del mismo, considerado el día de los Muertos, cuando gran parte de la población infantil, murió en sueños, presa de un terror tan profundo, que sus corazones no lo habían soportado. Los supervivientes, dijeron que aquel monstruo de sombras, les había dado su nombre. Yoru. Dicen los historiadores y algunos documentos que han sobrevivido al paso del tiempo, que Yoru aparecía una vez cada cien años y que durante todo el mes de Octubre, niños y adolescentes, sufrían terribles pesadillas, que a la gran mayoría terminaba por costarle la vida la noche del 31.


Nosotros éramos un grupo pequeño de amigos y se supone que con la edad, ese miedo va desapareciendo. Ya entrados en la primera quincena de nuestra vida, podríamos esperar que los miedos infantiles estuvieran superados, pero hubo algo que los volvió a detonar aquel año.
Estando en el salón de clases del instituto, la profesora, nos dijo que el tema de Halloween de aquel año, sería el "Regreso de YORU", pues éste año, se cumplían los cien desde la última vez que alguien aseguró haberlo visto. Todo el centro escolar iba a preparar la fiesta, entorno al supuesto regreso de aquel monstruo de cuentos infantiles. Nuestra clase, era la encargada de preparar un pregón y una representación sobre la historia de aquel ser, que una vez había sido humano.
Realmente a ninguno de nosotros nos preocupó lo más mínimo que tuviéramos que hacer las cosas inspiradas en el ente demoníaco que de pequeños, nuestros padres habían usado para asustarnos... Claro, cuando digo a ninguno, me refiero en realidad a cuatro de los cinco que conformaban mi grupo de amigos. ¿Quién estaba asustado? Key... Oh, claro, os lo nombro como si supiérais quién es...
Mirad, aquí os dejo una foto, para que os hagáis una idea de cómo son nuestras caras.
Estos, somos mis mejores amigos y yo. El chico de la camisa verde con  un tres, se llama Jonghyun y tiene dieciséis años, el flacucho que está a su lado, soy yo, me llamo Taemin, que ahora que lo pienso, también me he olvidado de presentarme... A mi lado, está Key, el que os digo que con quince años, aún cree en los fantasmas. Detrás de él, están Minho, con la camisa oscura; y Onew, el de la gran sonrisa feliz.
Es una gran foto de grupo, pero eso no tiene nada que ver con lo que os estoy intentando contar...
Como decía, Key estaba preocupado, como su tatarabuelo le había asegurado sobrevivir a la anterior venida de Yoru a nuestro mundo, parecía estar muy perturbado por tener que emplear ese tema como motivo de celebración:

- Eres un cobarde Key - se burlaba Jonghyun mientras se sentaba en su pupitre junto a Minho, quien por cierto, era el novio de Jong.
- No soy un cobarde... Simplemente creo que es un error celebrar  que va a pasar algo malo.
- ¿Que va a pasar? Key, por favor, a veces pareces realmente estúpido- reprochó nuevamente Jonghyun.


Lo cierto es que entre Jong y Key siempre había habido muchos problemas, porque eran hijos del mismo padre, pero de distinta madre. Lo que dejaba suponer, que el resentimiento de la madre de Jong, por haber sido abandonada por otra, se lo había transmitido a él, quien a su vez, arremetía contra Key cada vez que podría. Y era raro, porque aunque se peleaban, luego también solían defenderse entre sí en alguna ocasión. De modo que no era extraño ver a Jong empujando, insultando o jalando a Key del pelo para demostrarle que era más fuerte que él.
Key era el único soltero, y parecerá que no tiene nada de importante, pero yo creía que la soledad, le ha hecho seguir siendo mentalmente un niño, ya que no ha tenido mucha suerte en eso de abrirse de piernas como buen adolescente hormonado. Yo salía con Onew, que tenía ahora diecisiete , desde hace dos años,
El caso es que mientras Minho y Onew revisaban sus móviles en busca de información relevante que pudiera utilizarse para el pregón del día de Halloween, yo me limitaba a ver como Jonghyun increpaba a Key hasta el punto de agarrarlo del pelo y hacerlo sentar de una jala, llamándolo "marica","cobarde" y otras perlitas que no voy a repetir. 


- Tengo una idea-dijo entonces Onew- Ya que Key tiene miedo de Yoru ¿qué tal si es él quien lo interpreta en la obra de teatro? Así será el que asuste a los demás y evitaremos que nos deje en ridículo si llegase a mearse del susto.
- Se meará de todas maneras porque es un niñato llorica -se rió Jonghyun.
- Chicos, os estáis pasando con Key -intervine finalmente.


No sé si lo habéis notado, pero podemos decir que Key era el saco de boxeo de todo el grupo. Diría que simplemente porque era el más débil de nosotros, pero no era por eso, era porque en sí mismo, era un chico muy raro. Tenía gustos raros y Jonghyun se había encargado de ventilar cosas sobre él, que lo hacían aún más extraño para los que nos considerábamos normales. Por lo visto, decía que podía ver fantasmas y hablar con ellos. Reconoceréis que eso es ridículo, es absurdo y estúpido. Y ese era el motivo por el que todos, me incluyo también a pesar de que a veces lo defendía, es ese el motivo que nos hace ir por él. No sé si es porque muy en el fondo nos asusta que pueda hacer verdaderamente algo así, o simplemente porque teníamos motivos para burlarnos a pesar de que la vida de Key no era para reírse. Pero éramos así, simplemente.



- Yo no voy a hacer de Yoru en el teatro, no pienso participar en nada este Halloween. Me quedaré en casa a leer un libro o a ver una película -respondió molesto Key.
- ¿Y por qué no? Eres el Yoru perfecto, tu madre abusa de ti, tu padre te pega y eres el típico idiota que se hace cortes por eso -se burló entonces Minho.


Sí, escucharon bien. La vida de Key se parecía bastante a la del monstruo al que íbamos a representar en Halloween. Sabíamos que su madre le metía mano desde que era bastante pequeño y que su padre solía darle buenas palizas con el cinturón. Todo el mundo lo sabía, pero nunca nadie los había denunciado a pesar de que el padre de Key y Jong había terminado en la cárcel por robo a mano armada. Y nosotros, como los cínicos que éramos, nos burlábamos siempre de esa situación. Ahora mismo, no sé cómo nos soportaba sin mandarnos a la mierda... Tal vez porque eran más las veces que estábamos todos bien, a las que estábamos por matarnos los unos a los otros.
Tras aquel comentario de Minho, Key rompió inevitablemente a llorar y se fue de la clase sin decirnos nada, y nosotros, como verdaderos cabrones nos reímos porque se fue llorando. A ninguno nos importaron sus sentimientos y seguimos preparando con ilusión, como el resto de la clase, la que sin duda iba a ser la mejor parte de toda la fiesta de Halloween. Los chicos de la clase B, iban a ser los encargados de preparar el decorado para la obra y de hacer los disfraces y los del grupo C, estaban encargados de recopilar canciones para un karaoke con temática de miedo, películas de miedo y todas esas cosas. Otros cursos harían la decoración del centro, comidas típicas para la fecha, habría concursos de disfraces y muchas más cosas que prometían ser geniales.

Aquel día Key no salió del baño hasta que acabaron las clases y ninguno de nosotros le habló para decirle que íbamos a quedar esa tarde en un piscolabis para tomar algo y seguir recopilando información. Y aunque nos cruzamos con él a la salida, junto al aparcamiento de nuestras bicicletas, simplemente, tomó la suya y se marchó sin dirigirnos la palabra y sin responder a nuestras despedidas. Jonghyun aseguró que se le pasaría , aunque en cierto modo, yo me sentí mal por haberme reído de algo que era un problema bastante grave, ya que el abuso de menores, no es algo gracioso.
Durante el resto del mes, Key nos estuvo esquivando y llegó un momento en el que pasamos completamente de él y de todo lo que tenía que ver con su absurda vida. Le dijimos que iba a ser Yoru,quisiera o no, en la obra de teatro y tras darle su guión, volvimos a dejar que se quedara solo con sus problemas de cabeza.

Lo cierto, es que apenas acabó la primera semana de Octubre, y comencé a tener pesadillas... Al principio eran simple angustia que me invadía por las noches al ver todo a oscuras y me resultaba raro sacar la mano de la cama cuando me acostaba porque sentía que en cualquier momento, algo la tomaría y me arrastraría a aquella inmensa oscuridad.
Me dije que tan solo me estaba sugestionando por la emoción de lo increíble que iba a ser la noche de Halloween y que el leer tanto acerca de todas las versiones de aquella misma historia, me estaba afectando. En libros, en escritos, encontrábamos referencias a que al principio, nadie era consciente de que Yoru comenzaba a acercarse, porque simplemente provocaba malestar, para mantener a sus víctimas con la guardia baja y así poder ir poco a poco acercándose más y más hasta que era absolutamente inevitable que te atacara para arrancarte el alma.
Poco a poco, las pesadillas comenzaron a ser más intensas, tan intensas como llegar a verme a mi mismo, de pie junto a la cama, sin poder moverme y viendo salir algo similar a tentáculos negros, de debajo de mi cama, seguidos poco a poco de una mano pálida, con los huesos rotos y retorcidos, escuchando como crujían cada una de sus articulaciones y un llanto desgarrador perturbaba la paz de la noche, mientras tras aquella mano pálida huesuda, venía un brazo retorcido y roto, envuelto en harapos ensangrentados y deshilachados... Mi respiración comenzaba a ser tan fuerte, rápida y errática, que pensé que mi cuerpo colapsaría... Porque no podía moverme. Como si mi único fin en mi propio sueño, fuera observar con espanto, a aquel ser, salir de debajo de mi cama, arrastrándose como un moribundo, hasta que lograra alcanzarme y llevarme con él. Es difícil explicar la clase de miedo que aquellos sueños me hacían sentir. No era simple impotencia ante un peligro desconocido. Podía sentir que quería despertarme pero algo me lo impedía. Una fuerte opresión en el pecho, me hacía respirar con pesadez, como si el oxígeno que inspiraba, fueran en realidad partículas de plomo que  me hacían sentir falto de aliento. Y cada día que pasaba, podía ver que estaba algo más cerca de mi. Su brazo esquelético se iba estirando más y más hasta que al poco, comencé a ver su cabeza, cubierta por cabellos oscuros que le caían de forma desordenada sobre el rostro, impidiendo que pudiera llegar a verle la cara en algún momento. Luego era yo quien se acercaba, inspirado por un falso sentimiento de seguridad, hasta la cama, para acostarme y dejar que la noche pasara, pero después, aún acostado, observaba y escuchaba los quejidos de aquella sombra, escuchaba como crujían sus huesos al romperse y poco a poco, salía de debajo de mi cama, siempre acompañado de sombras que se alargaban como patas de araña en todas direcciones, buscando atrapar lo que habían venido a llevarse. Poco a poco, Yoru comenzaba a girar... ¿quién sino Yoru podía ser el que apreciera así? Se giraba muy despacio, pero no giraba la cabeza. Podía ver su torso volverse hacia arriba mientras su cabeza aún miraba hacia el suelo y mientras sus brazos permanecían en la misma postura. Sujetos de las baldosas del piso, dándole a aquella cosa, un aspecto mucho más horrible, inhumano y aterrador... ¿No lo veis vosotros también? Comienza con un suave siseo que apenas llegamos a escuchar... Luego, tu intuición te dice que algo no va bien y abres despacio los ojos para mirar al rededor y ver que tan solo, es de noche y está oscuro...Tu pulso comienza a acelerarse, cuando te das cuenta de que hay sombras que se están moviendo, la mayoría, para ir acercándose despacio a tu cama... Una se sienta a tus pies, puedes notar que algo se ha puesto ahí porque notas que esa zona de la cama se hunde como si una persona tangible, hubiera tomado asiento. Te aferras a las sábanas con fuerza, temiendo que algo intente quitártelas y más aún, confiando en que son la protección perfecta y que aguantarán el embiste de cualquier arma o ataque... Cuando el miedo empieza a apoderarse de tu cerebro, es cuando optas por taparte la cabeza con la manta y cerrar los ojos a la espera de que todo eso desaparezca sin provocarte mayor agitación... Luego, pasan unos segundos, apenas unos segundos, que se te antojan tan largos, que sientes que llevas horas a cubierto y que por tanto, estás a salvo de lo que sea. De modo que...poco a poco, vas descubriéndote la cabeza para asomarte y comprobar que sigues estando, simplemente solo... Pero miras instintivamente hacia abajo, sin llegar a asomar la cabeza por fuera de la cama, solo dirigiendo la mirada hacia el piso, viendo que allí hay una mano, retorcida,rota y huesuda, que poco a poco, atrapa tus sábanas y comienza a jalar de ellas, primero despacio, como si no tuviera fuerzas, pero cuando isntintivamente, tú tiras de ellas para recuperarlas, esa mano empieza a jalar más fuerte para quitarte lo único, que piensas que te está protegiendo. Es entonces cuando ves que comienza a girar la cabeza, provocando un crujido tan sobrecogedor, que toda la piel se eriza y el corazón, aterrado, bombea más deprisa, como queriendo instante a correr muy lejos, sin saber que tu cerebro te ha petrificado y dejado a merced de ese demonio... Y despiertas, de forma súbita, sintiendo que algo te ha golpeado en el pecho con tanta fuerza, que no solo te ha hecho reaccionar, sino que además, produce un horrible dolor que nos deja sin aliento...

Así fue, como poco a poco, la presencia de Yoru comenzó a entrar en mis pesadillas y a apoderarse de ellas, provocándome un terror nocturno, en el que me quedaba simplemente de pie, observando mi cama durante minutos y minutos, sin ser capaz de tumbarme en ella para dormir. No sabía ni siquiera cómo contarle eso a mi novio o a mis amigos. No quería parecer un bebé como Key, que se creía la primera tontería que pasaba... Pero ya a mediados de mes, me di cuenta de que en el instituto, muchos más chicos y chicas, estaban teniendo pesadillas recurrentes, pesadillas como la mía, en la que primero tenían miedo de entrar en la cama, y luego, ya metidos en ella, comenzaban a ser atormentados por sombras que irremediablemente, se acercaban más, y más...
Finalmente, me armé de valor y un día, que estábamos cerca de la poza tomando un poco el fresco, me giré hacia los demás y dije con voz, lo más solemne que me fue posible:


- Creo que he empezado a ver a Yoru en mis sueños. Pienso que quizás es que me estoy sugestionando, pero es demasiado real. Siento verdadero terror por las noches y el irme a dormir, se me hace incluso peligroso.
- ¿De verdad? -me preguntaron al unísono mis amigos.
- De verdad, chicos... No es broma... Experimento verdadero terror cuando debo irme a la cama... Cuando me he dormido, es como si quisiera forzarme a despertar, pero no pudiera hacerlo y mi pesadilla se regocija en mi incapacidad para hacer algo al respecto, volviéndose más agresiva...
- ¿Y luego despiertas con un fuerte dolor en el pecho ?
- ¡Sí,exacto! ¿Cómo lo sabes, Minho?
- También me ha pasado... No creo en Yoru, claro, eso es algo de niños pequeños pero, es verdad que llevo desde principios de mes experimentando sueños como los que describes.
- ... Debo confesar que yo también los tengo -admitió Onew- Pero no quise hablarlo porque pensé que quizás me estaba volviendo loco por estudiar y leer tantas cosas sobre la leyenda de Yoru.
- Y no somos los únicos-suspiró Jonghyun- Es una epidemia general, he escuchado que más de la mitad del instituto está sufriendo las mismas pesadillas. 
- Entonces no es algo que nos estemos inventando- dije yo- ¿Y qué pasa si existe?
- Taemin, los fantasmas no existen, solo son cuentos de mayores para asustarnos.
- ¿¡Y por qué todo el instituto tiene la misma pesadilla recurrente!?-replicó Onew- ¡No es una coincidencia!¡Algo raro está sucediendo!
- Tampoco tan raro... -Jonghyun se cruzó de brazos.
- ¿Tú no lo has visto, Jong?
- A medias... Normalmente me quedo despierto hasta tarde jugando a la PS4, pero la verdad es que cuando voy a mi habitación y me acuesto, sí que lo veo cuando me quedo dormido. Pero en un par de ocasiones soñé que tomaba una linterna y apuntaba con ella bajo la cama. Eso le hacía irse.
- ¿De verdad?¿Y cómo logras controlar tu sueño? Yo soy incapaz de hacer nada, mucho menos de despertarme cuando intento huir.
- Es malo que hagas eso...-dijo la voz de Key, que hasta el momento, no había intervenido.
- ¿Cómo dices?-nos giramos todos a verle.
- Digo que es malo que le eches luz en la cara.
- ¿Y qué hago?¿Dejo que salga de debajo y me coma o qué?
- Si le echas luz para que se vaya, vuelve con más agresividad para hacerte daño. Odia que le den luz.
- ¿Cómo puedes saberlo?
- Seguro que tienes algo que ver con esto, idiota.
- No tengo nada que ver... Solo estoy diciendo que no le eches luz o vendrá por ti antes del día 31.
- ¿Sabes qué,Key? Eres un friki de mierda -terminó diciendo Minho- Jong es el único que le ha sabido plantar cara y tu le dices que no lo haga ¿sabes qué?Que te jodan. Vámonos, Jong.
-Sí, paso de quedarme aquí con éste subnormal.
- Tae ¿nos vamos nosotros también?
- Mmmn... Enseguida os alcanzo, Onew.


Los vi a todos marcharse juntos,dejándonos allí, junto a la poza a Key y a mi. Mirá a nuestro amigo y finalmente volví a sentarme con él. Cierto que era un friki y muchas otras cosas, pero aparentemente, era el único que sabía un poco del tema, de lo que se podía o no hacer con Yoru, y visto lo visto, vivido, lo vivido en sueños durante todo el mes, estaba más que convencido de que algún buen consejo debía tener al respecto:

- Bueno, Key, siempre estás buscando que alguien te escuche, si tienes algo que decir, éste es el mejor momento para hacerlo.
- Ya dije lo que tenía que decir. Aunque logréis controlar vuestros sueños, lo peor que se puede hacer es bajar de la cama y darle luz bajo la misma.
- ¿Por qué?
- Porque él vive bajo la cama, esa es su casa. Si le das luz en la cara, se pondrá muy furioso y tratará de hacerte más daño.
- Pero es un modo de defendernos... A ver Key ¿entonces cómo se supone que sobreviviremos a él?
- En realidad, no es un método seguro... No es algo que pueda asegurarte que sucederá con total probabilidad de éxito pero... Mi tatarabuelo, me dijo que lo más importante, es no abandonar nuestra cama. Porque una vez salimos de ella, ya puede agarrarnos y arrastrarnos bajo la cama... Haga lo que haga, no puedes salir de ella, ni sacar un pie, ni un brazo, porque será de donde te sujete para jalar de ti...
- ¿Entonces?¿Qué se puede hacer?
- Simplemente, aguantar, Taemin... Mi tatarabuelo dice que solo pudo intentar aguantar, ya que nada de lo que puedas hacer lo aleja. Tampoco es bueno mirarlo a los ojos cuando logre subirse a la cama.
- Casi me estás diciendo que todo importa una mierda.
- Depende de lo que tu corazón sea capaz de soportar, Taemin...
- Empiezo a pensar que es verdad que eres un idiota, Key. Me voy con los demás.


Ciertamente, era mejor idea lo que Jonghyun hacía, seguro les estaba explicando a Onew y Minho como lograr controlarte a ti mismo en un sueño para que puedas reaccionar ante un peligro como es el de estar siendo atacado por un demonio, un fantasma o lo que quiera que fuese en realidad Yoru. 
Mientras me alejaba de la poza siguiendo el camino de regreso al pueblo, giré la cabeza y vi a Key allí de pie, mirando en mi dirección y resultó cuanto menos escalofriante el gesto de su rostro. En cuanto comenzó a caminar hacia donde yo estaba, sentí que era mejor que corriera. A aquel friki, se le podía ir la cabeza y abrirme la mía con cualquier piedra que encontrara en el camino. Corrí tan deprisa, que di alcance a los demás y ellos me miraron, creo que fue demasiado evidente que estaba huyendo de algo y no podía ser de otra cosa, que de Key, los vi a todos girarse, pero él no venía por el camino porque aún estaba saliendo de la zona de la poza. Volvieron a mirarme y a preguntarme si me encontraba bien y yo solo respondí que Key decía tonterías.
Aquel día, volvimos a pasar completamente de él y de hecho, caminando por las calles , yendo a nuestra cafetería preferida y a la sala de recreativos, nos percatamos de que venía detrás de nosotros. No se acercó en verdad, a menos de diez metros. Siempre se quedaba lejos y cada vez que yo lo miraba, me daba la sensación de que era mucho más tétrico. Me preocupaba estar perdiendo la cabeza. El único motivo por el que nos estaba siguiendo, era porque no tenía más amigos y estaba esperando que lo perdonáramos por estar siempre haciendo y diciendo estupideces. 
Mientras jugábamos al billar, lo pudimos ver apoyado en una pared, al otro lado de los recreativos y nos miramos entre los demás. Era muy incómodo tener su mirada encima, la podíamos sentir clavadas en nuestras nucas en todo momento. Debatimos en si dejar que se acercara o no, pero lo cierto es que nos estaba espantando de tal manera, que no quisimos que volviera a agruparse con nosotros. Saliendo de los recreativos, fue cuando Jong se paró en seco, estando ya harto de que nos siguiera y fue a hablar con él, si es que a sus gritos e insultos, se les puede llamar hablar.
Supongo que habíamos alcanzado un punto en el que pensábamos que era el propio Key, el que nos estaba induciendo a error con sus conjeturas absurdas sobre la existencia de Yoru. Debía ser eso. Nos habíamos dejado influenciar por sus constantes mentiras disfrazadas de advertencia... Claro que Jong optó por dejar claro que no lo queríamos cerca de nosotros, por medio de una pelea, en la que tuvo que intervenir el dueño de los recreativos,para que dejara de pegarle a Key, quien, evidentemente, no tenía nada que hacer contra la fuerza de Jonghyun.
La verdad es que nuestro comportamiento dejó mucho que desear aquel día, y conforme se acercaba Halloween, podíamos sentir como nuestras pesadillas empeoraban, pero el hecho de contar con el consejo de Jonghyun de lanzarle luz en la cara cuando salía de debajo de la cama, hizo que todos buscáramos llevar eso a cabo en nuestros sueños. Y en cuanto lo conseguimos, sentimos una falsa sensación de seguridad y de victoria. Digo falsa, porque tras ese sueño en el que pensamos que no vendría más a molestarnos, tal y como dijo Key, Yoru se volvía mucho más agresivo. Ya no solo se limitaba a salir lentamente de debajo de la cama, sino que salía tan deprisa, caminando como si fuera una araña, trepando hasta la cama, sujetándonos por las extremidades con tal fuerza, que podía sentir como mis huesos se rompían uno detrás de otro mientras sus cuencas vacían me miraban directamente a los ojos. Hacía tal succión, era tal la fuerza y poder que manaba de aquella negra oscuridad, que podía sentir dolor por todo mi cuerpo, por como estaba tratando de arrancarme el alma. Como si me hundiera sin remisión en aquel abismo negro, profundo e infinito.
Cuando finalmente lograba despertar, era tal el dolor que sentía por todo el cuerpo, que cuando encendía la luz para asegurarme de que nada había en mi dormitorio, me encontraba con mis brazos, piernas y torso, completamente llenos de heridas. Tenía arañazos, tenía moratones y mordiscos... Definitivamente, Yoru no era una invención y no era una sugestión de ninguna clase, porque tenía heridas, en zonas, en las que no habría podido alcanzar ni aún estirándome todo lo que fuera posible. En el instituto empezaron a haber bajas, porque varios de nuestros compañeros,tenían tales terrores nocturnos, que se levantaban con fiebres altísimas, que les impedían estar conscientes, pues más bien deliraban por la temperatura.

Fue ese día, en el que me di cuenta de que realmente algo estaba pasando con los jóvenes del pueblo, que decidí volver a intentar un acercamiento con Key, quien se había cambiado de instituto. Mientras que Jonghyun y Onew, iba a ir a casa de Minho, porque también había caído enfermo, yo me dirigí a una urbanización cerrada, en la cual sabía que vivía Key, porque alguna vez, habíamos pasado por delante y su madre le había llamado desde la ventana para decirle que no olvidara comprarle cervezas cuando regresara de estar con nosotros. El día estaba oscuro, no puedo negar que me preocupaba ver que de pronto, los días soleados, habían dejado paso a días nublados,quizás debí pensar que era lo normal, pues estábamos en pleno otoño, pero me era imposible pensar que no se trataba del hecho de que el día de Halloween estuviera tan cerca, que incluso el tiempo comenzaba a saberlo.
Me acerqué hasta la casa de Key y comencé a sentirme terriblemente incómodo. Como si de su interior, solo surgieran malas energías... Sí, sin duda es así como lo describiría, manaba de ella oscuridad y sentimientos que provocaron que se me erizara la piel. Me relamí los labios al sentirlos secos y finalmente, tomé el valor necesario para acercarme a la puerta y tocar al timbre. Escuché varios gritos de una mujer, provenir de su interior. Se trataba de la madre de Key, diciéndole que mirara quién era y que no hiciera más ruido porque le dolía la cabeza.
Cuando Key abrió, me sentí inquieto, lucía mucho mejor que el resto de nosotros, pero al mismo tiempo, eso me hizo pensar que era más extraño de lo que siempre había creído. Él me observó con cierta sorpresa, no parecía esperar en absoluto que alguno de nosotros fuéramos a acercarnos a él de nuevo:


- Hola, Key...
- Hola, Taemin... ¿qué haces aquí?¿Te han mandado a que me hagas salir para tirarme huevos a la cara?
- No, nada de eso, Key, vengo en calidad de amigo.
- ¿Amigo?... Realmente tienes mucho valor para decir que eres mi amigo, porque no lo eres.
- Sí, supongo que es hipócrita por mi parte haberlo dicho así. De modo que me disculpo. Vengo pues, como ex amigo, porque quisiera preguntarte sobre...
- ¿Sobre Yoru? -dijo tajante- Ya te conté lo que sé, pero es evidente por tu cara y por las heridas de tus brazos, que has preferido escuchar las palabras de Jonghyun, lo que significa que lo has hecho enfadar y ahora está rabioso contigo.
- Lo dices con una ligereza que me asusta, Key... Parece que...
- ¿Que qué? -me miró frunciendo el ceño- Te dije que mi tatarabuelo había sobrevivido... a lo que sucedió allí...Hace tantísimo tiempo.
- Sí, sé que me lo has dicho, pero ¿puedo hacer algo al respecto ahora?
- Sí... Mantenerte fuerte, porque el día 31 está cerca. Espero que sobrevivas,Taemin, que sobreviváis todos... Porque es muy cruel lo que nos está haciendo...


Sin añadir nada más, me cerró la puerta en las narices. Era comprensible que estuviera enfadado conmigo y entre medio de sus palabras, intuí que en realidad, si moríamos, nos lo tendríamos merecido. Sin duda así era pero... Pero a nadie le gusta tener que pasar por esta situación... Ni creo que nadie sea tan fuerte como para sobrevivir a las pesadillas que Yoru nos provocaba. Sin embargo,estaba seguro de que Key sabía algo más. Parecía tan familiarizado con lo que sucedía entorno a ese fantasma que venía noche tras noche a atormentarnos, que por unos segundos, me pregunté si sería el propio Key el responsable de la aparición de Yoru, o si era un psíquico de esos que manipulan la mente de las personas cuando están con las defensas bajas... Aunque en realidad, ni siquiera sé porqué fue eso lo que pensé de él. Quizás porque me daba la sensación de que estaba jugando con ventaja en comparación con nosotros, que en realidad, ni siquiera conocíamos la magnitud de aquello a lo que nos estábamos enfrentando.
Llegado el día de Halloween, eran tantos los chicos que estaban de baja por fiebres o por el propio terror que aparecía en sus sueños, que me encontré yendo por obligación al instituto. Allí no debíamos haber más de 40 chicos de distintas edades. Jonghyun también estaba. Lucía muy cansado, pero estaba seguro de que todo estaba a punto de llegar a su final.


- Hoy es la última noche, Tae...
- Sí...eso espero... Onew sigue con fiebres, lo llamé ésta mañana antes de venir e iré después a verle... ¿Cómo sigue Minho?
- No sabría decírtelo... Parece como si le hubieran robado toda la energía, como si llevara un mes completo sin comer... Está muy demacrado y me preocupa lo que pueda pasar.
-¿Crees que sobreviviremos?
- Es difícil saberlo... Yo creo que sí, creo que tengo energías suficientes como para pasar de ésta noche.
- Mmn... ¿Sabes? Fui a ver a Key hace unos días.
- ¿Ah,sí?¿Y qué pasó?
- Creo que nos equivocamos al ignorar sus palabras, Jonghyun... Tal vez hayamos abierto de más una puerta que no podremos cerrar...
- No seas miedoso, Taemin. Sé que es difícil superar un obstáculo que no logramos entender, pero si es verdad que lo que nos atormenta, es un puto fantasma, entonces, ésta noche, tendremos que hacer acopio de todas nuestras fuerzas para acabar con él cuando venga a vernos en sueños. Imaginaré que estoy en un estadio de fútbol y que todas las luces le darán directamente en la cara.
- ¿No crees que esa estrategia no ha sido buena idea? Key dijo que se pondría más agresivo.
- ¿Y le crees?
- ¡Le creo! Todas las malditas noches, desde que empecé a echarle luz en la cara, de algún modo bloquea mi voluntad y se vuelve tan horriblemente agresivo que me ha cubierto el cuerpo de arañazos y mordiscos.
- ¿A ti también?
- ¿Cómo que también?Jonghyun... tu...
- Yo también me he despertado lleno de heridas, ésta madrugada fue tal el daño que me hizo, que mi madre me ha tenido que llevar a urgencias para que detuvieran el sangrado de mi espalda. Me han tenido que poner cinco puntos en una de ellas.
- Dios... Jonghyun, tenemos que hacer algo.
- ¿Algo?¿El qué? ... Sinceramente, yo estoy convencido de que voy a sobrevivir, me costará, pero yo soy más fuerte que él, yo estoy vivo- asintió sonriendo - Por desgracia, los padres de Minho no me dejan pasar la noche con él y yo estaba convencido de que podría darle la fuerza necesaria para que lo superásemos juntos.
- Quizás, por una vez, deberías olvidarte de lo que pasó con tu padre, Key no había nacido, no tenía culpa de nada... Tal vez, el sobrevivir, dependa de él por completo...
- Tae, te voy a ser sincero, siempre que tu vida esté amenazada por algo, tu eres lo único que te separa de morir. Mira por ti, porque nadie más lo va a hacer. Hazme caso.
- Sí... creo que eso es lo más sensato que has dicho hoy... ¿Qué vamos a hacer? No podemos salir del instituto hasta que acabe la jornada.
- Bueno, hay puestos de comida, yo opto por pasar a comer un poco y al menos divertirnos, ya que hemos tenido que madrugar y venir de todas maneras.



Y como si no fuera un día crucial en nuestras vidas, marchamos a dar una vuelta por los diferentes puestos que habían estado preparando todos los cursos para aquel día. Aunque en su mayoría estaban vacíos, los que tenían gente daban de comer e incluso repartían algunos juegos en los que nosotros no quisimos participar porque no había gente suficiente como para hacerlo. De modo que estuvimos dando vueltas, comiendo y hablando, hasta que encontramos un banco en el que decidimos sentarnos para hablar con más calma. Ya que aquel era nuestra última oportunidad de derrotar a Yoru, supongo que nuestras mentes decidieron suprimir la idea de que podíamos llegar a morir si no teníamos la suficiente precaución en el momento en el que nos quedáramos dormidos, pero una parte de nosotros, no quería creer nada de eso. Más bien, sólo queríamos pensar que nada malo iba a sucedernos, que todo eran simples pesadillas, que por algún motivo, se repetían en todos nosotros... Pura sugestión... Sí, sin duda, debía ser eso, pura y dura sugestión mental, asimilada por culpa de aquella estúpida leyenda, que pretendía hacer creer, que aquella iba a ser nuestra última noche en la tierra.

Cuando tocó a su fin la jornada escolar, Jonghyun me recordó que nos veríamos mañana de todos modos, porque nada malo iba a suceder. Estaba tan seguro de sí mismo, que me contagió aquella seguridad... Al menos de forma momentánea. 
Mientras caminaba de regreso a mi urbanización, comencé a sentir un gran peso sobre los hombros, como si llevara a cuestas, un pesado saco de piedras... Los ojos comenzaban a pesar y cada poco parpadeaba con cansancio mientras miraba al rededor  de forma perezosa, sintiendo que en realidad, había alguien por allí que me estaba mirando... Pero estaba todo, sospechosamente tranquilo, no había prácticamente nadie por las calles y sentía que estaba yo solo en una especie de ciudad fantasma. Fue entonces cuando tuve la sensación de que había anochecido de repente y sin sentido alguno. Mis sentidos se pusieron alerta, conscientes de que un peligro me acechaba y fue entonces cuando, poco a poco, giré la cabeza y me percaté de que a escasos diez metros de donde yo me encontraba, estaba Key... O al menos algo que se le parecía demasiado... Pero si era él, parecía poseído por algo oscuro.
Tenía la piel tan pálida, que parecía que llevaba años y años sin que el sol tocara su rostro, los ojos rojos, brillantes y encendidos con una llama de odio, que hizo encoger mi corazón a causa del miedo... Todo él,estaba cubierto de sangre, no sabría decir si suya o de alguien más...
Verle, era como tener delante una visión que a primera vista podía ser confusa, ya que parecía estar delante de un ángel caído, que conforme lo miraba más y más, comenzaba a asimilarse a un demonio, mientras sus facciones se iban deformando poco a poco, dejando entrever el rostro de la maldad, la ira y el resentimiento. Fue entonces cuando no pude evitar huir, empecé a correr despavorido hacia mi casa, dándome cuenta de que tras cada esquina, estaba él esperándome y tras cada una de ellas, la oscuridad a mi alrededor comenzaba a cerrarse más y más entorno a nosotros, como un cerco que no iba a dejarme escapar. Poco a poco, lo único que rompía la oscuridad, era la propia figura de Key, aguardándome, cada vez más cerca de mi, y a lo lejos, podía ver mi casa, como si supiera que aquel era el único objetivo de mi vida. Llegar a casa como quien llega a una meta y a un refugio completamente seguro, en el que nadie malvado puede entrar... Cada vez que corría, me percataba de que mi casa se alejaba más y más y fue en ese momento en el que me di cuenta de que no estaba sucediendo aquello en realidad. Me paré en seco sintiendo la respiración acelerada y mi corazón golpeando vez tras otra mi pecho, con tanta fuerza, que sentía que quería escapar de mi cuerpo para irse lejos de aquel pavoroso miedo.
Cuando Key, o Yoru, disfrazado de él, volvió a aparecer, le grité:


- ¡¡NO ERES REAL!!¡NO ME DAS MIEDO!¡No eres real!


Y como por arte de magia, desperté con un sobresalto, sintiendo un durísimo golpe sobre el pecho que me hizo recuperar la consciencia. No estaba solo. Vi al menos una decena de rostros curiosos mirándome al rededor... Al parecer me había desmayado en medio de la calle y todas aquellas personas estaban tratando de reanimarme. Dijeron que habían llamado a una ambulancia, pero insistí en que estaba bien y que me quería ir a casa... Aunque no me dejaron ir sin que me tomara algo de agua, pronto estuve de nuevo en el camino a casa. No había sido un desmayo sin explicación, era algo peor que eso. Me había quedado dormido en plena calle y Yoru me había atacado... Entonces me asusté de verdad. ¿Significaba aquello que podía venir por mi a cualquier hora y en cualquier parte?¿No vivía a caso solo bajo la cama? A aquellas alturas, desconocía si era todo obre de mi maravilloso cerebro, que no paraba de sugestionarse y asustarse, provocando por ende, que yo empezara a sufrir crisis y paranoias en plena calles. Debía de ser esa la explicación de que no solo lo viera fuera de la casa, sino que además, lo viera con el rostro de Key, porque inconscientemente, Key me daba miedo, había comenzado a darme miedo.
Cuando finalmente llegué a mi casa, mis padres me preguntaron que si me encontraba bien, y supe que su preocupación, se debía a que chicos de mi edad, habían comenzado a morir a causa de ataques cardíacos. Me apresuré a llamar a Onew, al fin y al cabo era mi novio y me preocupaba mucho que pudiera estar o no bien. Por suerte, me respondió, aunque fue extraño, me dijo que él también estaba viendo las noticias... Sus palabras me provocaron escalofríos y prudentemente le pregunté si sabía algo de Minho o Jonghyun, él contestó simplemente que no y que presuponía que debían estar bien o sus padres habrían hablado con nosotros. En cierto modo, tenía razón, pero no estaba seguro de ello. Le dije que nos veríamos al día siguiente en clases y él me dijo que tuviera cuidado, que estaba seguro de que aquel día iba a ser todo muy diferente a lo que hubiera podido suceder antes. Y tenía razón... Tenía demasiada razón. Las horas de luz de aquel día, parecieron efímeras como un parpadeo, a mi alrededor, la oscuridad de cada rincón de la casa, me atacaba como si fueran puñales que trataban de hacerme daño y conforme la noche se acercaba, pude sentir que mi respiración se volvía errática, mis pálpitos se disparaban, era completamente consciente de que algo no iba bien, de que el peligro era más que inminente y que en breves momentos, debería enfrentarme a ese peligro si quería sobrevivir.
Ni siquiera llegué a irme a la cama. Veía una película en la televisión y lo último que recuerdo antes de caer dormido, fue la voz de mi madre llamándome, pero no llegué a contestarle, si bien porque estaba realmente agotado o por el simple hecho de que una fuerza superior a la mía, me indujo a que me quedara dormido, rindiéndome a lo que quiera que fuera que sucediera aquella noche con Yoru. Cuando abrí los ojos, siendo consciente de que estaba dentro de mi sueño, ni siquiera estaba en mi habitación pero aquello no impidió que recogiera las piernas para evitar que me agarrara, en cuanto sentí que el sofá temblaba de forma tan violenta, que en escasos segundos, todo lo que pudiera haber en la pared o que fuera demasiado alto o frágil, lo que había en las estanterías, cayó todo al suelo, quebrándose de forma estrepitosa mientras yo veía surgir de debajo del sofá unas sombras que parecían tentánculos. No cabía duda alguna, Yoru estaba allí, venía a por mi, a causarme aquel paro cardíaco, del que estaban muriendo otros chicos de mi edad... Podía ver que sus manos comenzaban a salir de debajo del sofá, mientras a mi alrededor, la habitación iba cesando en su temblor, como si acabara el terremoto, dando paso a un silencio tan sobrecogedor, que pensé que no existía más vida en la ciudad en aquellos momentos, que no fuéramos Yoru y yo. Escuchaba el sonido de su respiración, eran jadeos siseantes, sonaba más a un animal que estaba al acecho de su presa, que una respiración humana. Conforme lo vi salir de debajo del sofá, escuché como sus huesos crujían y sus extremidades se retorcían, como su cabeza giraba hacia mi sin que girara el resto del cuerpo. Pude ver sus ojos negros observándome y su boca se abría dejando salir sonidos que soy incapaz de describir por lo horribles que son. Suenan lastimeros, como un llanto, pero suenan terroríficos y demoníacos, porque es como si hablaran muchas voces al mismo tiempo... Yo no me movía, ni siquiera me salía el grito a pesar de que sentía mi garganta pretendiendo gritar, pero era como si la tuviera congestionada a causa de un fuerte llanto, que me producía la sensación de tener en ella un nudo que me estaba haciendo daño. Mi corazón, daba palpitos tan violentos dentro de mi cuerpo, que pensé que me estaba rompiendo las costillas y tratando de alejarse de aquel foco que nos estaba inspirando miedo... Lentamente, Yoru salió por completo de debajo del sofá y observé con horror, como sus extremidades rotas, comenzaban a recolocarse con crujidos que me hacían dar un sobresalto tras otro a causa de lo grotesco y asqueroso que se escuchaba. Cuando su cabeza volvió a su sitio, se giró a verme, tan lento y con tal movimiento, que quise obligarme a ponerme de pie e irme corriendo, quería alejarme, pero era completamente inútil. Mi cuerpo estaba completamente paralizado. Mis ojos se quedaron anclados en sus profundas cuencas vacías y poco a poco, sus propios ojos empezaron a brillar, sintiendo que me absorbían, que tiraban de mi para llevarme con él... Era como si me arrancara la piel... Pero no era eso... Yoru me estaba tratando de absorber el alma...

Ssshhh... 
Silencio... 
¿Has escuchado eso?...
¿Sientes ese frío que baja por tu espalda...? 
No mires...
Está en el pasillo...
Detrás de ti...
Ya viene...
¡Te ha encontrado!
¡Corre!












🎃FIN🎃

domingo, 29 de octubre de 2017

✟☢ ̷G̷I̷F̷T̷ ̷F̷R̷O̷M̷ ̷T̷H̷E̷ ̷H̷E̷A̷V̷E̷N̷ ☢✟ VIII [FINAL]

Pareja : OnTae [Onew + Taemin]
Género: Terror / Gore / Pornografía
EEL: +18

Resumen: Taemin Lee, un muchacho que fue rescatado tras aparecer de pronto en medio de una carretera completamente desorientado y malherido, aparece tras su recuperación en un programa de televisión que llega a todo el mundo y en el que cuenta cómo su mejor amigo y él escaparon de un lugar al que se refería como Heaven y que sin duda, era mucho peor que el propio Infierno. 

P.D: Cada vez que aparezca una frase, seguida de una cruz, será un FLASH BACK en el que Taemin contará en primera persona la historia ^^


ADVERTENCIA: EN ÉSTA HISTORIA APARECERÁ CONTENIDO SENSIBLE EXPLÍCITO,SI ERES UNA PERSONA IMPRESIONABLE, POR FAVOR NO LO LEAS.

Inspirado en el juego de terror OUTLAST.


























Podíamos escuchar fuera el sonido de la lluvia, secundado por el sonido de botas que chapoteaban el el lodo al ir de un lado a otro. 
No podíamos dormir, pero habíamos encontrado un sitio lo suficientemente resguardado y espacioso como para acostarnos allí a dejar descansar nuestros cuerpos y nuestros nervios. Escondidos bajo una lona vieja y varios neumáticos, estábamos echados sobre el suelo frío. Onew me abraza por la espalda mientras inmóviles, sentíamos pasar no muy lejos de allí a gente del pueblo que sin duda alguna,nos estaban buscando... Era fácil saberlo, con el sonido de la lluvia, se gritaban los unos a los otros que si habían visto o encontrado a los traidores. O sea, a nosotros.
No estaba seguro de qué hora era. Entre unas cosas y otras, se me había roto el reloj de muñeca. Simplemente sabía que era ya de madrugada y que el tiempo parecía no querer transcurrir. Hacía mucho frío. Yo temblaba y sentía que Onew también estaba tiritando, pero él, porque le había subido la fiebre a causa de la inflamación sin tratar de su tobillo. Aún con ello, y el dolor que debía de sentir, no fuimos capaces de movernos de aquel sitio durante casi una hora. Yo estaba agotado y ciertamente traté de dormir un poco. Seguramente serían aproximadamente las dos o tres de la madrugada, aunque era difícil saberlo sin reloj y sin poder ver la luna en el cielo.
Con los ojos cerrados, intentaba no pensar. Dejar la mente en blanco para intentar aminorar aquella horrible migraña, que me hacía sentir como si tuviera un taladro en mi cerebro. Juraría que sí que me llegué a quedar dormido a pesar de que siguiera oyendo de fondo las voces de los hombres de Appa Minho y Jonghyun, buscándonos para acabar con nuestra vida... Era irónico. Deberíamos estar huyendo por entre los maizales en busca de la salida de Heaven, pero era tal el estrés, la fatiga y el agotamiento físico y mental, que la idea de morir, era poco importante si la comparábamos con un muy necesitado descanso. Cuando quise darme cuenta, ya me había quedado profundamente dormido y Onew también lo estaba. Podía sentir su respiración pausada en mi cuello mientras nos juntábamos más, en busca de no solo ponernos cómodos, sino de conservar el calor. Desconozco el tiempo que pasamos allí durmiendo, desconozco si pasaron cerca de nosotros alguna vez, o si por el contrario, no tuvieron las luces suficientes como para descubrir que estábamos en aquel sitio y que no habíamos logrado llegar más lejos por cansancio. Debieron pasar horas, estoy seguro de que pasamos allí el resto de la noche y todo el día siguiente, pues, cuando abrí los ojos al sentir que mis tripas rugían, miré al rededor confundido. Seguíamos cobijados bajo aquella lona, todo estaba oscuro aunque podía ver una especie de fulgor fantasmal que pasaba cerca de donde se encontraban nuestros pies. Me sobé los ojos y al ir despertándome, me percaté de que Onew no estaba allí conmigo y me quedé muy quieto. Intenté adivinar si se escuchaba algo, alguna voz, algún ruido que delatara la presencia de alguien en aquel matadero horrible y putrefacto en el que habíamos osado quedarnos a dormir. Contuve el aliento al distinguir unas pisadas, eran muy muy lentas, como si quien las daba, pensara mucho si merecía o no la pena, dar cada paso. Pensé que debía ser Onew, nadie más tendría motivos para andar así. De modo que me moví muy despacio hasta asomarme un poco por debajo de la lona y ver, que efectivamente, se trataba de mi mejor amigo. Sonreí al verle. Aunque estábamos a oscuras, mis ojos estaban tan acostumbrados a ella, que podía distinguir siluetas, más aún con la puerta del matadero semi-abierta, dejando pasar la luz de la luna.
Salí de mi escondite y sentí una brisa fresca golpearme en la cara, fue tan reconfortante que por unos escasos segundos, olvidé que estaba hambriento y el porqué estábamos allí.

Onew me saludó con un movimiento de cabeza y luego me mostró que llevaba en las manos un pequeño cubo, que imaginé, contenía algo de agua, aunque a saber de dónde la había sacado el pobre... Llevaba también algunas mazorcas de maíz, crudas, pero no podía reprochárselo. Mucho había hecho con salir él solo sin esperar por mi para que juntos buscáramos algo que pudiéramos comer. Me acerqué para ayudarle con el cubo y no quise preguntar de dónde había salido aquel agua. Levanté el cubo y me lo acerqué a la boca. Estaba tan sediento, que me daba igual lo sucia que estuviera. Sentí que me bajaba por la garganta y aliviaba en parte el malestar que se apoderaba de mi conforme mi cuerpo despertaba de aquel extraño sueño que habíamos tenido. Luego agarré una mazorca de maíz y aprovechado que aún tengo buena dentadura, comencé a morderla. Me sentí como un animal comiendo las cosas crudas, pero supongo que a aquellas alturas, eso era lo de menos y lo único importante era comer un poco.


- ¿Dónde está todo el mundo? ¿Nos siguen buscando?
- Sí... Hace poco, pasaron por aquí unos doce, guiados por Jonghyun ... Y Key anda por los alrededores de su propiedad. Patrullando. Creo que sabe que estamos por aquí.
- ... ¿Cuánto llevamos durmiendo?
- Diría que desde la madrugada de ayer, aunque ahora mismo deben de ser las once de la noche, creo, no sabría decirte más que ha pasado casi un día completo.


En ese momento me limité a asentir con la cabeza aunque ambos nos quedamos callados y dejamos de masticar nuestras respectivas comidas, al escuchar pasos, eran pasos ligeros pero lentos y una voz susurrante que rezaba. Sin lugar a dudas se trataba de la voz de Key y parecía ir acercándose hacia donde estábamos nosotros, de modo que nos apresuramos a escondernos una vez más, bajo la lona, con la diferencia de que en aquella ocasión, nos asomamos por debajo de la misma para verle. Efectivamente pasó por fuera, lo vimos desde la puerta portando como siempre aquel arma que le había regalado Appa Minho. Pensamos que iba a pasar de largo, pero se detuvo y observó en silencio hacia el interior del matadero, como si de algún modo intuyese que estábamos allí a pesar de que no nos había visto ni escuchado. Contuvimos el aliento hasta que finalmente, transcurridos unos segundos, lo que hizo fue cerrar el portón. Algo que nos hizo respirar aliviados y recordar que no podíamos demorar mucho más en ponernos en marcha.
Fue entonces cuando Onew me dijo que había encontrado un lugar por el que acceder al maizal, sin tener que salir del granero como había hecho él. Por lo visto, pasando toda aquella masacre de cadáveres y restos mutilados y ensangrentados, había una especie de ventanilla por la que podíamos caber perfectamente y pasar a la zona en la que se llevaba a los animales a los corrales. Allí había unas rejas del tamaño suficiente como para dejar pasar a un cerdo de buen tamaño por él, pero le faltaba el gancho para poder levantar la reja, ya que por lo visto pesaba muchísimo.

- ¿Alguna idea de dónde se encuentra ese gancho, Onew?
- No lo sé... He andado un poco por los alrededores y rebuscado donde he visto mucha chatarra acumulada pero no lo he encontrado... Quizás se encuentre en la casa de Key.
- No podemos retroceder ahora... Pasaremos, levantaremos entre los dos la reja, pasará uno de nosotros primero y se la mantendrá al otro usando las manos y las rodillas para mantenerla en varios puntos de apoyo y evitar que la suelte encima del que tenga que pasar.
- Sí... Supongo que es así como deberemos hacerlo pero ... ¿quién pasa primero? Me preocupa el peso y que pueda alguno de los dos, soltarla sin querer o no dejar el espacio suficiente como para que el otro pase...
- Onew... Hemos llegado hasta aquí, no nos queda más remedio que intentarlo, porque yo no voy a salir fuera con Key y los demás rondando por ahí.
- Sinceramente, yo tampoco... Está bien, Tae... Pero cuando digo que pesa, quiero decir que realmente pesa mucho... Deben de ser al menos cien kilos...


No le respondí a eso. Aquello era mucho peso, pero podríamos hacerlo sin lugar a dudas. Cuando uno estaba desesperado y luchando por su propia vida,se obraban milagros insospechados. Bebimos algo más de agua y luego, nos caminamos a la ventanilla a la que Onew hizo referencia. Se trataba de un paso en el que había una cinta transportadora que llevaba directamente a una sierra rotatoria, oxidada. Seguramente, era el lugar en el que se abría a los animales en dos, para colgarlos y sacarles las tripas y demás. Puesto que Onew ya había pasado por allí, me dije que no habría ningún problema. La cinta estaba estática y no nos costó demasiado pasar al otro lado. Donde había una pequeña sala, en la que podíamos ver corrales estrechos, en los que seguramente se pondría a los animales en fila para sacrificarlos y pasarlos después por la cinta y la sierra. De no ser por algunas roturas en las maderas del techo y de las paredes, no habríamos podido ver nada. Entraba la luz de la luna y resultaba aún más macabro, cuando veíamos restos humanos por donde quiera que mirásemos. Aquel era sin duda un matadero, pero ¿un matadero por placer o, un lugar en el que Appa Minho había autorizado a Jong y Key, y a sus diáconos, usar para castigar a quienes se volvían en contra de sus enseñanzas. Volvimos a quedarnos quietos al escuchar la voz de Key. Estaba allí, caminaba por fuera del granero a la espera de que algún ruido nos delatara y entrar a matarnos, de modo que debíamos andar con el mayor cuidado que nos fuera posible. Así que comenzamos a avanzar a gatas, ya ni siquiera sintiendo la sangre coagulada y pegajosa bajo mis manos, me hacía sentir asco. Lo único que importaba en aquellos momentos, era alcanzar la libertad, de un modo u otro. Cuando llegamos, cada uno se posicionó de un lado de la pesada rejilla que nos haría llegar directamente a los maizales por la puerta de atrás, y sujetándola con firmeza, nos miramos el uno al otro, rezaríamos porque no hiciera demasiado ruido. Fue entonces cuando Onew me susurró "A la de tres..." y en cuando hizo la cuenta, comenzamos a jalar los dos hacia arriba. Realmente, pesaba una barbaridad, pesaba muchísimo y estaba seguro de que mis huesos no tardarían en crujir. Mis músculos se tensaban, daba la sensación que desde el mismo momento en el que Onew me dejara solo cargando aquel peso, se me desgarrarían. Luego de recordar mi propia idea, arrastré un pie y coloqué la rodilla de tal modo que pudiera sostener también con ella, aquel peso. Mi mejor amigo me imitó y me convidó a que pasara yo primero. No me negué a ello y de nuevo, hicimos la cuenta hasta tres, para que él pudiera sujetar la reja lo mejor que le fuera posible y en cuanto yo la solté, la reja chirrió de forma estrepitosa. Me agaché rápidamente y me arrastré bajo ella tan deprisa como el cuerpo me dio, ya que escuchamos de pronto un grito sobrecogedor y unos salvajes golpes en el portón. Key nos debía de haber escuchado. Los nervios se apoderaron de mi, el pánico se apoderó de mi cuerpo y sentí que temblando tanto, me iba a ser imposible ayudar a pasar a Onew. Hubiera huído como un cobarde pero... Él había tenido la oportunidad de dejarme abandonado cuando dormía y sin embargo fue a buscar comida y agua para los dos, yo no podía dejarle allí... Hinqué una rodilla en el suelo y con ambas manos y la otra rodilla, traté de mantener la jaula, lo más alto posible. En aquel espacio, no estaba seguro de que Onew pudiera cabeza, no solo al arrastrarse, sino al estar yo en medio. Pude ver la sombra de Key corriendo hacia la cinta de la sala precedente y le grité a Onew que se diera prisa. El corazón me bombeaba tan deprisa, que temí que mi mejor amigo no pasara de aquella noche. Incluso antes de que yo hubiera sujetado bien todo, él ya estaba arrastrándose para pasar y Key entraba en la sala con su azada en las manos, dispuesto a ensartar con ella a Onew. Fue entonces cuando solté la reja con una mano y jalé de la camisa de mi amigo con la misma prisa con la que él intentaba colarse por el poco hueco que había dejado para que pasara el resto de su cuerpo. 
Vi como Key levantaba su arma, dispuesto a atravesar a Onew de lado a lado como si fuera un pincho de carne a la parrilla y sin dudarlo, mantuve aquella pesada rejilla con la rodilla, sintiendo que en cualquier momento me la quebraría por el peso, tomé con fuerza la mano de Onew y tiré de él tan fuerte y rápido como pude, mientras él mismo luchó por meter todo lo que le quedaba y los pies. Solté la rejilla en el mismo momento en el que Key descargaba el primer golpe, errándolo y dejando la punta de la azada clavada en el suelo por unos preciosos segundos, que sirvieron para que Onew pasara del todo y la rejilla quedara cerrada tras nosotros. No esperamos a que La Matrona reaccionara y gateamos a toda velocidad hacia el corral que quedaba a nuestra espalda. Jadeábamos tan fuerte, que incluso los resoplidos de un animal rabioso, no hubieran llegado a ensordecer nuestras respiraciones. Giré la cabeza y vi a Key salir corriendo en dirección a la cinta, sin duda con intención de salir antes que nosotros, rodear el granero y darnos caza al otro lado.
En cuanto pudimos ponernos en pie, ninguno de los dos quiso hablar, nos dirigimos corriendo a la otra puerta mientras Key llegaba al portón y gritaba llamando a Jonghyun a los diáconos, que nos había encontrado. Nos lanzamos hacia la puerta de atrás, al menos yo, fue tan frenético el embiste que di a aquella vieja puerta de madera, que por poco, no la eché abajo... Sin embargo, me temblaban y sudaban tanto las manos, que sentí que estuve peleándome con el picaporte, más de una eternidad. Cuando abrí y salí fuera, no me percaté de que Onew se había quedado atrás, agarrando algo de unas estanterías cercanas a la puerta. No fui consciente de que él no estaba conmigo, hasta que me dispuse a correr hacia los maizales para saltar la valla de madera. Me detuve en seco al oír los gritos en la distancia, de los hombres de Jonghyun y fue entonces cuando me percaté de que apenas Onew estaba saliendo del lugar y de que llevaba en la mano, unos alicates y un martillo. Supongo que los cogería para que pudiéramos defendernos, pero no quise saberlo. Cruzamos juntos la valla de madera y nos internamos en los maizales en medio de la noche, escuchando voces a nuestras espalda y viendo por encima de nuestras cabezas, pasar focos de luz que nos buscaban en medio de todas aquellas plantas que superaban, gracias a Dios nuestra estatura. Sin embargo decían que podía ver cómo se movían a nuestro paso y fue entonces cuando Onew me jaló para que avanzáramos agazapados, casi en cuclillas. Aquello era horriblemente incómodo y sabía ahora cómo debían sentirse los animales cuando los hombres los perseguían para cazarlos.
Mientras nos movíamos sin rumbo aparente, podía sentir como las hojas de me cortaban las manos a medida que las apartaba cuanto podía de mi cara, en un desesperado intento por ver algo. Pero no había nada que ver. Apenas si llegaba a ver mi propia nariz. Escuchaba pasos, voces airosas diciendo que iban a destriparnos como a cerdos y la desesperación se apoderó de mi. Tan solo quería ponerme en pie y correr lo más lejos posible de allí. Llegó un momento en el que ni siquiera supe si Onew avanzaba a mi lado o si por el contrario se había ido en otra dirección llevado por la misma desesperación que se había apoderado de mi cuerpo.
Me puse en pie, resuelto a buscarlo, pero en cuanto comencé a moverme un poco, vi la luz de una linterna, pasando tan cerca de mi, que volvía a agazaparme. Cubrí mi boca y mi nariz, pues aunque los pasos de todos los que nos seguían, crujían, estaba seguro de que mi respiración era mucho más fuerte que eso. Me mantuve quieto unos pocos segundos y miré al rededor, sin ver a Onew por ninguna parte. Definitivamente nos habíamos separado o perdido el uno del otro... No podía creer que ni siquiera hubiera tenido la oportunidad de despedirme de él y de darle las gracias por vivir aquel Infierno a mi lado, sin dejarme nunca atrás. 
Pude sentir el calor de mis lágrimas rodar por mis mejillas en el mismo momento en el que comencé a avanzar de nuevo, cuando los pasos detrás de mi, me instaron a apresurarme para poder continuar con mi huida. No volví a levantarme, seguí casi avanzando de rodillas e incluso a cuatro patas, buscando una orientación que me era imposible de encontrar, pues donde quiera que mirase, solo veía maizales y todos eran exactamente iguales. Ni siquiera estaba seguro de estar avanzando hacia delante... El miedo irracional se apoderaba de mi, era imposible de pensar nada que no fuera intentar llegar a algún lugar desde el que pudiera escapar. De pronto me detuve ante un grito y giré la cabeza viendo luces que iban tras de mi, girar en otra dirección mientras gritaban que habían cazado a alguien. 


- N-no... No... Onew no... Dios mío... No ... - dije con la voz quebrada viendo que todos marchaban en otra dirección.


Comencé a llorar con más fuerza, no podía creer que lo hubiesen agarrado, pero si era así, yo no sabía dónde estaba ni cómo llegar a él para que al menos, si había que morir, muriéramos, uno al lado del otro. Negué diciéndome que no podía abandonarlo, pero en el mismo momento en el que fuí a caminar para buscar dónde se estaban arremolinando todos, escuché la voz de Jonghyun, diciendo que a alguien, uno de los herejes le había abierto la cabeza. ¿Significaba eso que no habían cogido a Onew? Recé porque así fuera, porque al menos, yo lo había entendido de aquella manera y sin dudarlo un solo segundo, reafirmándome en la idea de que Onew estaba a salvo, continué mi marcha hacia delante, intentando buscar entre la oscuridad y las plantas, dónde se encontraba la reja metálica, que habrían puesto para evitar que nadie saliera o nadie entrara. 
Los escuchaba caminar a mi alrededor y cada vez que veía una luz demasiado cerca, intentaba cambiar de dirección, algo que hizo que me desorientara por completo de hacia dónde me estaba dirigiendo. No estoy seguro de cuántos metros llegué a avanzar, pero me encontré con lo que estaba buscando. Aunque el sonido de las voces y las pisadas, de los hombres de Jonghyun, eran fuertes y provocaban que mi corazón se disparase atemorizado por ser descubierto, llegó a mis oídos el suave murmullo del río... No estaba muy lejos de mi objetivo y si Onew seguía vivo, debía estar por allí también. Seguí el sonido, de la forma más certera que pude, ya que cada poco, me detenía y miraba al rededor o me acostaba sobre la tierra, al ver pasar demasiado cerca de mi algún foco, seguido de un grito que indicaba que aún no me habían encontrado.
Cuando el sonido del agua se fue haciendo más fuerte, me encontré caminando junto a una zona con rejas metálicas, coronadas con alambres de espino. Poco a poco, me fui poniendo de pie, aunque cada vez que escuchaba una voz, volvía a agazaparme por si alguien me había llegado a ver. Tras varios intentos de incorporarme, decidí que no tenía tiempo para que me temblara el pulso. La altura del maizal me protegería durante unos breves momentos, pues la reja sobresalía por encima y sería entonces, cuando pudieran verme y venir a por mi. Ni siquiera sabía si podría escalarla, sólo sabía que debía hacerlo, de un modo u otro. Donde quiera que estuviera mi mejor amigo, era él quien tenía los alicates y el martillo... Así que mis opciones eran esperar a que él apareciera, o trepar la rejilla, pasar al otro lado y esperar allí por si aparecía. Me sujeté de la reja con ambas manos y giré la cabeza al escuchar pasos que se acercaban. Vi pasar una luz y mi instinto de supervivencia, tomó por mi la decisión de esperar a Onew al otro lado. No diré que no fui cobarde sino sensato, pero lo cierto es que fui un cobarde y tan solo me preocupé por salvar mi vida. En aquellas circunstancias, era imposible determinar dónde se encontraba Onew, y si por suerte, aún no le habían atrapado, no podía permitir que me atraparan a mi. Ambos íbamos en la misma dirección, era solo cuestión de tiempo, que nos encontráramos allí.
Sin dudarlo ni un segundo más, trepé por aquella rejilla tan rápido como me fue posible, aunque mi sensación era de pesadez, de lentitud. Juraría que incluso una tortuga, podía moverse más rápido que yo. Casi tres metros sobre el suelo, me esperaban los alambres de espino y en el momento en el que me sujetaba con cuidado para no clavarme nada, escuché un grito alertando de mi presencia. Me volví loco en cuanto sentí que me apuntaban las linternas de algunos hombres y en cuanto vi una flecha pasar al lado de mi cabeza, me di cuenta de que no estaba soñando, no era una pesadilla, estaba en el mundo real e iban a matarme. Olvidé el miedo racionar que de por sí inspiran los alambres de espino y comencé a escalar y cruzarlos tan deprisa, que cuando notaba que se me enganchaban en la piel o la ropa, tiraba con fuerza para desengancharme, provocándome cortes que me hicieron sangrar y que mis manos se resbalaran.
Ni siquiera me importó y a pesar de la altura y de que se me hubiera enganchado el brazo en el alambre, no lo dudé ni por un segundo, me lancé hacia el suelo, daba igual si me rompía o no algo, el caso era intentarlo y tratar de salir vivo una vez más. Caí y rodé por el suelo, sin duda porque el aterrizaje me había dolido, pero ni siquiera me molesté en saber si me había roto algo, me incorporé y corrí a esconderme tras una roca, esperando que no se les ocurriera salir a ellos también. 
Pude ver los focos cerca de la verja, diciendo que había sangre por todas partes y Jonghyun gritaba que se dirigieran todos al puente para salir a darle caza al traidor. En cuanto las luces cambiaron de dirección, comencé a ser consciente de los cortes que me había hecho y de cómo me dolían. Me sujeté los brazos y resoplé sintiendo un horrible escozor por todo el cuerpo, sin duda, me había cortado o hecho arañazos por todas partes. Tragué saliva y con jirones de mi camisa, improvisé unas vendas para los brazos, pues parecían ser la zona más afectada por mi paso a través de los alambres de espino. Podía escuchar los gritos de aquellos locos mientras intentaban alcanzar el puente, que de por sí, estaba también cerrado y con candados. Fue entonces cuando escuché unos chasquidos metálicos y al mirar hacia los maizales, a pesar de la oscuridad, vi a Onew agachado junto a los alambres, utilizando los alicates para cortar la verja y salir. Era como si hubiera estado por allí, esperando a que todos se alejaran, no sé si es que nos perdimos el uno del otro, que simplemente nos distrajimos y nos separamos o, si por el contrario, él se fue en una dirección diferente. No pude evitar asomarme por completo para que me viera y cuando vi cómo abría la verja hacia los lados para poder pasar, giró su cabeza en mi dirección y sonrió.
Puede sonar cursi o estúpido, pero su sonrisa me hizo sentir reconfortado. Me hizo sentir que volvía a estar a salvo porque él cuidaría de mi. No me moví del sitio por miedo, porque a lo lejos, escuchábamos el ruido de madera siendo destrozada. A los pocos segundos, Onew se había colado por el hueco que había abierto con los alicates y venía en mi dirección. Me tomó por las mejillas y susurró:


- Sabía que si Dios existía, no dejaría que te sucediera nada... - me dio un beso, aunque fue apenas un leve contacto entre nuestros labios y luego nos giramos en dirección al puente, atraídos por los gritos de Jonghyun y sus cazadores- Debemos irnos... Si quieres beber agua, es un buen momento, tal vez no tengamos forma de volver a hacerlo.


No tuvo que decirlo dos veces, de todos modos debíamos cruzar por el río y sin demora, corrimos hasta allí, nos inclinamos y usando las manos como cuenco, bebimos algunos sorbos rápidos y luego emprendimos una nueva carrera desesperada en busca de despistar a nuestros perseguidores... ¿Hacia dónde íbamos a huir en aquellos momentos? Onew dijo que siguiéramos el río y que aunque fuera incómodo, porque lo era, teníamos que ir por el agua hasta que nos fuera posible, ya que así, no encontrarían rastros de huellas... Aunque a mi parecer, era no solo cuestión de tiempo, sino de lógica, que supieran que habíamos ido en dirección este. Hacia donde se encontraban las minas, una antigua fábrica, que llevaba más de 50 años cerrada, y en resumen, hacia la que sin duda, sería la zona de paso más lógica para salir de allí. Y los escuchamos pronto correr por el borde de la orilla, aunque cuando gritaron, pensé que nos habían visto. Sin embargo lo que sonó fue "¡Herejes!". Onew y yo nos miramos con los ojos dilatados por el pánico, poco antes de arrimarnos a uno de los bordes rocosos del río, que en aquellos momentos, nos llegaba por la cintura, miramos en silencio hacia arriba y vimos, en efecto, herejes, saltando hacia el saliente del lado contrario del río, alertados por los gritos de los hombres de Jonghyun y dispuestos a enfrentarse contra ellos con uñas y dientes.
Onew me hizo una seña para que siguiéramos el río pegados a aquella pared rocosa, pero no pudimos avanzar mucho más, la corriente se volvió tan fuerte que nos resultaba imposible tratar de alcanzar el viejo sendero sin ser arrastrados y acabar, seguramente en una cascada o rompiéndonos los huesos en los rápidos.


- ¿Qué hacemos ahora, Onew? Van a matarnos... Tanto los herejes como los del culto, nos van a matar y lo mínimo que harán con nosotros es abrirnos en canal para hacernos comer nuestras propias tripas.
- Por favor... no digas eso... Están distraídos peleando entre sí... Aún nos queda una oportunidad... 
- ¿Qué oportunidad nos queda Onew? No hay otro camino... Vamos a...
- Vamos a sobrevivir... Iremos por el bosque...
- ¿Cómo que por el bosque? ¿Por el camino de los Marchitos?¿Te volviste loco, Onew?
- ¿Se te ocurre algo mejor? -me replicó enfadado - Taemin, esto no es un juego, si seguimos discutiendo, perdemos un tiempo que podríamos estar empleando en huir... No hay alternativa, vamos...


Onew empezó a retornar el río sin que yo le siguiera. Estaba agotado, realmente me sentía al límite de mis fuerzas. ¿Por qué debíamos ir a aquel lugar espantoso? Casi que me gustaba más la idea de dejarme arrastrar por el río y quizás tuviera más probabilidades de llegar vivo a algún lugar lejano. Quería rendirme, no lo niego, quería decir "Hasta aquí hemos llegado".
Estaba dolorido, todo mi cuerpo estaba dolorido, temblaba de frío a causa de la temperatura a la que estaba el agua del río, mis heridas sangraban, mis fuerzas estaban al límite, mi esperanza estaba al límite. Sólo quería tirar la toalla y descansar de aquel maldito infierno y de todos aquellos psicópatas y fanáticos, de una vez por todas.
Onew se percató de que no iba tras él... Si hubiera sido un hombre más sensato, me habría dejado morir allí, porque yo ya me sentía muerto, ya me había rendido, estaba convencido de que el culto de Heaven, nos iba a matar... Pero él no. Él estaba convencido de que debíamos seguir intentándolo y salir de allí, porque por eso habíamos aguantado tanto tiempo... Porque teníamos que salir.
Cuando me quise dar cuenta, Onew me estaba agarrando la mano y me jalaba con suavidad para que fuera con él y no me quedara allí a esperar que me abrieran la cabeza de una pedrada, De modo que volvimos a ponernos en marcha y aunque desganado, atendí a todo lo que me dijo, me agaché varias veces e incluso caminé a cuatro para que no nos vieran del otro lado del río. Volvíamos a estar en una zona en la que el agua apenas llegaba por las pantorillas y de habernos visto, sin duda, habrían venido detrás nuestra. 
En una ocasión giré la cabeza para verlos y pude observar a Jonghyun, cebándose a hachazos, con uno de los herejes, destrozándole la cabeza, golpe, tras golpe, tras golpe, todo ello sin parpadear y sin que su mano temblara mientras gritaba al viento que a Appa Minho, no se le daba la espalda... Eso era precisamente lo que Onew y yo estábamos haciendo, darle la espalda al Profeta de Dios, al Nuevo Bernabé... En esos segundos que mantuve la cabeza girada observando al que una vez fue nuestro amigo, comprendí que le debíamos a muchos, el sobrevivir para poder contar lo que estaba pasando y salvarlos a todos. A nuestros mejores amigos se lo debíamos porque habían enloquecido y en realidad lo que necesitaban era ayuda y atención médica. 
Cuando quise darme cuenta, íbamos ascendiendo por un camino empinado y pedregoso, intentando por todos los medios ,que nuestros pasos, no hicieran caer rocas o gravilla que delatara nuestra posición. Oíamos el eco de Jonghyun diciendo que nos había visto ir río abajo, que un puñado de los que iban con él, fueran en esa dirección y que el resto, revisara los alrededores para asegurarse de que no había más herejes. Sentí que quizás, si a alguno de ellos se le ocurría mirar hacia el "camino" de tierra por el que estábamos subiendo, no solo nos verían, sino que seríamos un blanco fácil para quien coño fuera que estuviera usando un arco. Volví de nuevo la mirada hacia Onew, que se había detenido a esperar por mi y me indicaba con una mano que me apresurara. Teníamos que salir de aquella zona lo más rápido que nos fuera posible o nos verían. Justo cuando llegábamos arriba, a unos 30 metros de altura, el "camino" de gravilla, derivaba en un muro de rocas que teníamos que sortear sí o sí para llegar al Bosque de los Marchitos. En cuanto pusimos un pie sobre las rocas y levantamos el otro de la gravilla un pequeño desprendimiento delató nuestra posición.


- ¡¡ALLÍ!! -gritó la voz de Jonghyun señalando nuestra posición - ¡Allí están los traidores! ¡Cogedlos, vamos!


Onew no tardó en comenzar a trepar y yo, cuando quise agarrarme bien de una de las rocas salientes,me resbalé a causa de la sangre en mis manos, propiciando que rodara por la pendiente de gravilla al menos unos cinco metros hasta que logré frenarme empleando los pies. Traté de frotarme los ojos, pues me había entrado tanta tierra que los sentía llorosos e incapaz de abrirlos, grité a Onew pidiendo ayuda sin suponer que ya había bajado y se deslizaba hasta mi, frenándose del mismo modo en el que yo lo había hecho y esquivando flechas que nos estaban disparando. Apenas pude entreabrir los ojos cuando me jaló del brazo para obligarme a que me levantara. Vi las borrosas siluetas de Jonghyun y los suyos saliendo del río y corriendo como dementes en una carrera en aquella pendiente ascendente que en pocos segundos, coronamos yo y Onew. Aún no era capaz de ver nada cuando mi mejor amigo me azuzó a que comenzara a trepar y simplemente me agarré del primer saliente que encontré y empecé a subir tan deprisa como me era posible, escuchando la voz de Jonghyun a nuestra espalda ordenando al arquero que nos incrustara una flecha en medio de la cabeza. No fue hasta que una de ellas me pasó rozando la mano, que perdí completamente los nervios. Abrí los ojos de par en par y aunque aún me lloraban por la tierra, me encontré llegando a la parte superior del muro de roca, por el que luego correríamos hacia el lugar maldito, destinado a las personas infectas a las que Appa Minho había condenado a un destierro perpetuo para evitar el contagio.
Jonghyun fue el primero en alcanzar las rocas y en cuanto comenzó a escalar, vi que sus ojos chispeaban de puro odio, un odio irracional hacia mi y hacia Onew... Jamás hubiera imaginado que uno de mis mejores amigos, llegaría a mirarme nunca de ese modo... Onew llegó a mi lado, pero en lugar de decirme de correr, agarró piedras y comenzó a lanzárselas a nuestros perseguidores. Lo miré perplejo, estaba claro que tenía la sangre fría suficiente como para pensar que si les dábamos con piedras en la cabeza, tardarían más en atraparnos, de modo que comencé a mover las piedras más grandes que encontraba a mi lado, piedras del tamaño de un ladrillo o de un bloque de cemento, por lo menos y las lancé con rabia, con muchísima rabia por todo lo que habíamos tenido que soportar a manos de todos aquellos dementes que coreaban a uno más loco aún que ellos. Empezaron a caer como moscas y a los que dábamos en las cabezas o las manos, instintivamente, no solo se soltaban, sino que la gravedad, los hacía caer hacia atrás y rodar por toda la pendiente hasta que lograban frenarse por sí mismos o llegaban hasta abajo del todo y frenaban bruscamente contra otra piedra. El único que parecía ser un repelente para todas las piedras, era Jonghyun, quien no tardaría mucho en llegar hasta nosotros y mientras yo retrocedí aterrado al ver que sacaba su hacha del cinturón dispuesto a cortarnos con ella en pedazos, vi a Onew levantar el martillo que había tomado del cobertizo de Key y descargar un duro golpe sobre la mano de Jong, que se afianzaba en la roca,ya que con la otra blandía su arma. En la primera descarga escuché que le rompía los huesos y que aún así no se soltó y fue cuando descargó un golpe de su hacha contra Onew, quien lo esquivó y gritó colérico: 


- ¡¡QUE TE JODAN!!¡A TI Y A TU PUTO DIOS!


Descargó entonces otro golpe, este sobre la sien de Jong, haciendo que cayera de espaldas desde una altura considerable y que además rodara como una peonza hasta mitad de la pendiente de gravilla bajo nuestra mirada llena de temor. Fue horrible, tanto para Onew como para mi, ver y haberle hecho aquello a Jong... pero él nos iba a matar, iba a hacerlo...
Fue en ese momento cuando nos quedamos sin respiración. Lo habría dado por muerto, de no ser porque comenzó a levantarse. Un río de sangre corría por el costado de su cara y sus ojos... Jamás había visto unos ojos así... Aquel fulgor... Fue como mirar al mismísimo demonio a los ojos.
Se limpiaba la sangre que salía también por su boca... Pero apenas se podía mantener en pie y Onew me jaló del brazo para que nos marcháramos antes de que se les ocurriera volver a subir y nos atraparan. Con miedo, me puse en pie y corrí con él alejándonos de allí todo lo posible y siguiendo entonces un viejo camino de ganado para llegar al estrecho que quedaba entre las montañas y que ahora era la zona de los Marchitos. Fue durante esa carrera, que me percaté de que Onew llevaba clavada una flecha  en la parte de atrás de uno de sus muslos. Había sido y era tal la adrenalina, el pánico, la confusión y la desorientación que cargábamos con nosotros, que de seguro, su cuerpo no había tenido tiempo de avisarle de que estaba nuevamente herido:


- Onew... Onew, para, para...
- Aff... ¿Q-qué sucede...? No tenemos tiempo...Aff... -dijo tomando aire de forma costosa y errática.
- Tienes una flecha clavada en el muslo... Tenemos que sacártela...
- ¿Una...flecha?...


En el momento en el que vio a lo que me refería, fue cuando se hizo consciente del dolor que sentía por ello y me apresuré a ayudarle. Nos apartamos del camino y nos ocultamos parcialmente en la maleza del bosque para que pudiéramos evaluar los daños. Tuve que rajarle la pernera del pantalón para poder dejar a la vista la herida. Observé que, por suerte o desgracia, no había entrado recta ni profunda, pero que por el contrario, podía notar la forma de la punta en su piel. Se había clavado de forma trasversal, de modo que no había alcanzado el hueso, ni una profundidad peligrosa. Aunque brotaba sangre, era evidente que no le había alcanzado ninguna clase de arteria, de modo que me quité el cinturón y se lo entregué a mi amigo para que lo mordiera, acallando así el grito que más que seguro, iba a dar cuando la retirase:


- ¿Está muy jodido? -quiso saber mientras me miraba de reojo colocándose el cinturón en la boca.
- Podría haber sido peor. Hay sangre, pero no creo que te haya alcanzado nada importante... Seguramente te habrá desgarrado parte del músculo, pero creo que la podremos retirar sin que sea peligroso para ti. La vendaremos después y...
- Y seguiremos huyendo... No queda más remedio, Tae, rendirnos, no es una opción.
- ¿Acaso crees que podrás seguir corriendo en el estado en el que estás? -repliqué mirándole.
- ¿Acaso es mejor opción dejar que me maten? -me miró con el ceño fruncido - . Incluso si dejara de correr, caminaría, pero jamás me detendría hasta salir de éste sitio de mierda, Tae. Rendirnos no es una opción y tienes que prometérmelo.
- Pero Onew...
- Nada de peros, prométeme que no tirarás la toalla nunca. Jamás te rindas. No nos rendiremos, saldremos juntos de aquí, sobreviviremos y podremos volver algún día a ser personas normales en un mundo normal...
- Te... Te lo prometo, Onew. No me rendiré, no nos rendiremos. Saldremos de aquí aunque sea a rastras.
- Es una promesa, recuérdalo.


Me sonrió y asentí. Lo cierto es que sus palabras me habían inspirado esperanza. Me habían hecho ver, que él, estando más herido que yo, en ningún momento había barajado la posibilidad de rendirse o de abandonarme cuando yo ya me había rendido. Onew era el mejor hombre con el que podría haberme encontrado y con el que podría haber emprendido aquella loca huida. Sonreí para mí mismo y me apresuré a extraer la flecha de la forma más rápida y limpia que pude. Apenas se quejó, quizás estaba demasiado cansado como para expresar claramente, todo el dolor que debió de apoderarse de su cuerpo. Rompimos una manga de su camisa y con ella improvisamos una venda que ajusté bien, pero sin llegar a apretar en exceso, para evitar que se cortara el flujo de sangre en toda la pierna.
Una vez vendado y con la ropa ya rota  por todos lados. Nos volvimos a poner en pie y revisamos que no hubiera linternas ni tampoco antorchas, que nadie viniera por el camino buscándonos... Aparentemente, Jonghyun y sus hombres no habían vuelto a subir, quizás porque Jong tenía los dedos rotos y una buena contusión en la cabeza, que no le dejaría moverse con total normalidad. 
Tras ver que todo estaba como debía, sin nadie cerca, volvimos a salir al camino y corrimos por el sendero hasta que llegamos a la zona en la que debíamos deslizarnos por una bajada de gravilla, rocas y tierra. Desde nuestra altura y gracias a que allí había algunas hogueras, pudimos ver la entrada al Bosque de los Marchitos. No había ninguno cerca de las verjas con alambres, que se les habían puesto para evitar que salieran de la zona que Appa Minho les había asignado para que vivieran allí.
Nos miramos unos segundos y tratamos de bajar del modo más silencioso posible, intentando ir inclinados hacia atrás y con los pies de lado para evitar caernos y hacernos más daño y, como no, para que no se diera la alerta entre los marchitos... Aunque en realidad pensé que con ellos no debería haber ninguna clase de problema. Podríamos simplemente decirles que nos habían agostado a nosotros también y que ahora aquel iba a ser nuestro nuevo hogar junto a ellos... quizás sonaba demasiado idílico de aquella manera... 
Detuvimos nuestra bajada en seco y permanecimos quietos, casi sentados, cuando vimos aparecer a uno de los marchitos, que, atraído por el sonido de gravilla cayendo, se había acercado a la puerta de entrada y observaba en silencio hacia afuera. Nos quedamos tan quietos, que amparados por la oscuridad, debíamos lucir como dos rocas más del entorno y fue cuando se giró en nuestra dirección, que mi sangre se heló en mis venas y vi el aspecto de aquel hombre, carcomido por una enfermedad que parecía ser peste. Decrépito, con la carne putrefacta y descompuesta desprendiéndose de su cuerpo...


Eso era lo peor... Que ni siquiera parecía un humano por el estado en el que se encontraba.
Aunque miró hacia nosotros, no pareció vernos en medio de la oscuridad de la madrugada y retornó el camino del estrecho para ir, seguramente, hacia donde se encontraban los demás. ¿Cómo era posible ver a gente en aquel estado? Seguro que una vez, aquel cadáver andante, había sido un chico al que habíamos conocido y con el que seguro, que en algún momento de su infancia, habíamos jugado.

Aún con el cuerpo agarrotado a causa de la impresión, busqué la mano de Onew a mi lado y en cuanto la sentí, me dije que no nos podíamos rendir. El Bosque de los Marchitos, era el último obstáculo para llegar a la libertad del mundo exterior... Cuando cesó el temblor de mi cuerpo, reanudamos la marcha y al llegar abajo del todo, tuvimos que tener cuidado de descender por algunas piedras. Una vez pusimos los pies en el suelo, Onew miró hacia la puerta de entrada a aquel lugar y leyó en uno de los carteles que allí había colocados y escritos con sangre : "Bienvenidos a éste lugar de redención espiritual" . Negó para sí... ¿Cómo podía alguien pensar que aquello un lugar de sanación de ninguna clase, cuando simplemente, los habían apartado y abandonado allí para que murieran lejos de los que seguían sanos.
Apestaba, sin lugar a dudas, olía asquerosamente mal y sabíamos perfectamente que en aquel lugar, la enfermedad flotaba en el aire. Onew me dijo que iría delante y comenzamos a caminar despacio, pegados de los muros de piedra que bordeaban el estrecho. Podíamos escuchar a gente quejarse a lo lejos, en medio de la espesura del tramo de bosque que había allí. Podía sentir que moscas asquerosas, salidas seguramente del cadáver o las pústulas supurantes de algún enfermo, entraba en mi boca y luego revoloteaba a mi alrededor a la espera de que yo también me convirtiera en pasto de las moscas. No podía respirar por la nariz, el aire no me llegaba bien a los pulmones y por ello caminaba con la boca entreabierta y eso hacía que sintiera que en cualquier momento iba a atragantarme con algún bicho de los que volaban a nuestro alrededor. De pronto, nos detuvimos y nos agachamos, al ver a una chica, no a más de cinco metros de nosotros, delante de una fogata, llena de pústulas supurantes de sangre y pus, que no dejaba de rascarse mientras repetía con voz rota las enseñanzas sobre la enfermedad del Evangelio de Appa Minho. Rezando vez tras otra que el Mesías Marchito llegaría envuelto en una nube de moscas, inmaculado como un recién nacido para dar fin al agostamiento penitente y entregarles el perdón de Dios por medio de su carne pura, la cual comerían en sagrada comunión. No parecía estar armada ni tener nada cerca que pudiera hacernos daño, de modo que, llevando Onew en la diestra el martillo, por si aquella chica decidía atacarnos, salimos de nuestro escondite y pasamos cerca de ella, no demasiado, bordeando la fogata ante la que estaba planta, sin llegar a perderla de vista. Pero no parecía vernos. Seguía enajenada rascándose y rezando, alzando las manos al cielo mientras hablaba vez tras otra del Cristo Marchito, y conforme seguimos avanzando, sin perderla del todo de vista, nos encontramos con gente tirada en el suelo, en los huesos, con la carne carcomida, con extremidades amputadas y vendadas con tela sucia... Incluso... Incluso muchos de ellos ni siquiera lograban ponerse en pie y podíamos ver con horror, como se arrastraban de un lado a otro y los había que incluso, estaban simplemente tirados, moribundos, esperando a que la muerte hiciera acto de presencia y los liberase de aquella horrible tortura, que estaban sufriendo por creer en las palabras del Nuevo Bernabé. Nos ocultábamos tras algunos árboles, e incluso, llegamos a meternos en pequeñas tiendas rudimentarias de campaña, que habían hecho los marchitos, para dormir a salvo, al menos en cierto sentido, de las inclemencias de la intemperie. Nos escondíamos, porque comenzamos a ver a algunos hombres y mujeres que no estaban en un estado tan avanzado de enfermedad, lucían técnicamente sanos, salvo por algunas pústulas coloradas sobre su piel; y eran esos hombres, los que patrullaban el lugar, con machete en mano, como si alguna de aquellas pobres almas al borde del abismo, tuviera la fuerza necesaria para ponerse en pie y tratar de huir. 
Encontramos en una de aquellas tiendas, hojas arrancadas del Evangelio de Appa Minho, que hablaban sobre los Marchitos y su enfermedad espiritual, que no cesaría hasta estar a bien con Dios, y donde además, castigaba y condenaba a aquellos que trataban de escapar de allí,engañados por las mentiras del Demonio, quien indudablemente, les haría creer que en realidad eran presos de una auténtica enfermedad y no de un problema espiritual. Había también unas hojas en las que Kai, el diácono que también había enfermado y, al que Appa Minho puso al frente de todos los marchitos para evitar que se sublevaran, diciendo que aquel era un lugar de sanación del alma, que quien incurriera en un delito contra Dios o las enseñanzas de su Profeta, sería castigado con la muerte. Onew y yo nos miramos. Resultaba duro ver a gente que se dejaba morir en lugar de buscar atención médica, creyendo ciegamente que Dios los estaba castigando de aquel modo porque habían sido pecadores. Apenas estuvimos ocultos un par de minutos, viendo pasar a un lado y a otro a aquellos vigilantes armados, que parecían tener a todos los demás, asustados y sumisos. Incluso, vimos a uno de ellos, vomitando pus y sangre en un arrollo cercano. Supe inmediatamente que no debía beber de ninguna de las fuentes de agua que allí hubiese y sé que Onew pensó exactamente lo mismo que yo... Fue entonces cuando volvimos a ponernos en marcha, salimos despacio de la tienda, a cuatro patas y así, nos arrastramos hasta llegar a ocultarnos tras unos arbustos, donde volvimos a montar guardia, a la espera de que volvieran a pasar los vigilantes. Pero pasaron varios minutos y ninguno apareció por allí. De modo que nos debatimos entre salir y tratar de buscar un camino por el que lograr marcharnos o, esperar un poco más. Entonces, escuchamos un ruido a nuestra espalda y al girarnos, ni siquiera me salió el grito al ver a uno de los marchitos observándonos desde una distancia peligrosamente corta. Miré el machete que llevaba en la mano y pensé que iba a usarlo para cortarme la cabeza por la mitad... Cerré los ojos con fuerza y solo lo escuchamos rezar y decir que había encontrado al Cristo Marchito y que tenía que decírselo al diácono Kai. Ni siquiera lo pensamos cuando nos pusimos en pie y comenzamos a correr por el bosque esquivando a otros marchitos enfermos de peste, de sífilis y de quién sabe cuántas enfermedades más.
Pronto, un cúmulo de voces a nuestras espaldas, gritaba con voz rota, que habían encontrado al Mesías Marchito y sobre todas esas voces, se alzó una, alta, clara, firme y severa, gritando que debían ir a buscarlo. Y en pocos segundos a nuestro alrededor, comenzaron a congregarse enfermos que, poco a poco, iban no solo cercándonos para evitar que escapáramos, sino que se acercaban a nosotros gritando y farfullando alabanzas a Dios.
Fue en ese momento, cuando los marchitos, comenzaron a abrir un camino por el que poco a poco fue avanzando Kai, el que sin duda era el líder y guía de aquellos que habían sido expulsados de Heaven por impuros. Lucía como todos los demás, pero con la diferencia de que él parecía tener buena comida con la que alimentarse. Parecía un hombre cansado y derrotado no solo por el tiempo y la enfermedad. La última vez que le habíamos visto, se le notaban algunas pústulas coloradas, no demasiadas, pero en aquella ocasión, de no ser porque la luz de las antorchas nos dejaba ver que las llevaba cubiertas con piel que había pegado de algún modo sobre ellas, hubiéramos pensado que simplemente se había curado por arte de magia o por tener acceso a medicinas como Appa Minho.

- Alabado sea Dios y su Profeta Minho... -dijo con vos turbada mientras se acercaba hasta nosotros.


Nos encontrábamos cercados por todas aquellas personas enfermas, que nos miraban con ansiedad y con esperanzas, esperanzas de que fuéramos sus salvadores. Fue entonces, cuando Kai se nos acercó, que me adelanté a Onew para hablar con él. 
Una vez, hace mucho tiempo, Kai y yo habíamos sido grandes amigos, no los mejores, ciertamente, pero llegó a ser un amigo muy especial para mi, y sé que yo para él también. De modo que quise apelar a aquel sentimiento como única vía de escape que se me ocurrió:

- Kai... Kai... ¿no me reconoces? Soy yo, Taemin... ¿Te acuerdas de mi?
- Oh, sí que te recuerdo -dijo susurrando mientras me miraba de una manera difícil de interpretar - Llevamos mucho tiempo esperándote. Y veo que has venido acompañado de uno de tus ángeles para que se asegure de que cumplimos con la profecía de Appa Minho... No te quepa duda, mi querido Mesías Marchito, que lo teníamos todo preparado desde hace mucho, para poder cumplir con lo que dice en las sagradas escrituras del Evangelio del Nuevo Bernabé.
- ¿Qué? ¡NO!¡Kai soy Taemin! ¿¡De verdad que no me reconoces!?
- Ssshhh... No te asustes, sé que la transustanciación por la que has de pasar te asusta, pero es a lo que estás destinado. ¡Cogedlos!



Fueron tantos brazos los que se nos vinieron encima, que sentí que me tiraban del cabello, que me trataban de jalar en distintas direcciones, como si buscaran partirme por la mitad o arrancarme los brazos y las piernas. Grité llamando a Onew, pero entre la ingente masa de enfermos que se había arremolinado a nuestro alrededor, fui incapaz de encontrar algo que no fuera su voz gritando que le soltaran. En ese momento, me vi arrastrado por aquellos enfermos delirantes, tras la estela de un Kai, que iba hablando como si recitara un poema o una solemne epopeya, que el primer paso para que ellos pudieran salvarse y purgar todos sus pecados tras el agostamiento penitente...


- Te clavaremos en una cruza... -decía convencido - Permanecerás allí hasta que mueras al tercer día y entonces, te enterraremos, resucitarás con la carne inmaculada y pura de un recién nacido y comeremos esa carne en sagrada comunión.
- ¿¡QUÉ!?¡¡NO,NO!!¡KAI NO! -grité histérico al darme cuenta de que realmente pensaba clavarme en una cruz, llevado por la estúpida creencia de que aquello realmente iba a salvarlos de la enfermedad.


Comencé a revolverme con tanta fuerza y con tanta rabia, que estuve seguro de que iban a terminar desmembrándome antes de que consiguiera soltarme. Pero ellos eran todos una pandilla de esqueléticos y famélicos enfermos terminales, no podían tener más fuerza que yo. Al menos, ese fue mi pensamiento para darme ánimos y convencerme de que me podría soltar. Me revolví de nuevo jalando con toda la fuerza de la que mi agotado cuerpo pudiera disponer y en efecto, conseguí librarme de muchos de los que me estaban agarrando. Y en cuanto tuve libre una mano, agarré la primera piedra que encontré y con ella, sin dudarlo ni un segundo, comencé a abrirle la cabeza al único que no me había soltado aún. Cuando finalmente me soltó vi venir sobre mi a un tipo enorme que trató de cogerme.

No sé exactamente en qué dirección lo hice, pero solo corrí. Corrí tan lejos como mis piernas me permitieron y pronto encontré a Onew, que lucía como yo, lleno de arañazos, despeinado, desorientado. Agarré su mano y corrimos en la única dirección en la que nadie parecía venir a por nosotros. Comenzamos a correr por el bosque apartando las ramas a manotazos, esquivando piedras que podían o no, estar ahí, ya que no lográbamos ver con claridad  salvo si encontrábamos alguna hoguera en nuestro desesperado intento por huir de aquel nuevo infierno en el que nos habíamos metido. Escuchábamos a los marchitos venir tras nosotros, gritando que no podíamos huir, que estábamos allí para darles la redención a través de la carne.
No sé si por algún momento, se les llegó a pasar por la cabeza, que realmente íbamos a detenernos... Onew me hizo salirme del camino tras darme un jalón. Terminamos los dos en el suelo tras unos arbustos, escuchando pasar a los pocos segundos a al menos una docena de los marchitos, buscándonos, reclamando que volvíeramos. Miré a Onew y aún viendo pasar antorchas a menos de dos metros de nosotros, sentí la necedidad de agradecerle todo lo que por mi había hecho durante aquella noche y en realidad, desde siempre... Hubiera deseado disponer de algo de tiempo para nosotros, para poder besarle y agradecerle lo que por mi había hecho, de modo que me animé a darle un leve beso en una mejilla para al poco, revisar que no había nadie cerca que pudiera delatarnos o atraparnos, y tratamos de encontrar entonces un hueco entre las copas de los árboles , desde donde se viera el cielo y poder orientarnos en base a la posición de la luna... 
Nunca pensé que aquella luna, sería el preludio a la desgracia que aconteció ante nuestros ojos. Escuché entonces un sonido extraño, seguido de un resoplido procedente de Onew. En el momento en el que giré a ver a mi amigo, mis ojos debieron estar a punto de salirse de sus cuencas. Un machete le había atravesado el estómago y él lo observaba igual de perplejo que yo :


- ¿¡!?¡¡ONEW!!- grité horrorizado al verle.
- Mmnff... -resopló echando sangre por la boca - Huye...
- ¡NO, NO!


Vi que llegaban más marchitos, atraídos sin duda por los gritos. Yo no quería pensar que aquel iba a ser el último momento que compartiría con Onew. Y antes de que aquel enfermo que lo había atravesado, hiciera ademán de hacerlo de nuevo, agarré el martillo que aún llevaba Onew y le di tan fuerte en la cabeza, que hice que uno de sus ojos se saliera de su cuenca. No tuve tiempo ni siquiera de asegurarme que estaba muerto cuando cayó al suelo. Me acerqué a Onew y lo tomé de las mejillas:

- Onew... Onew... Mírame... Mírame, no te rindas... V-vamos a salir juntos de aquí... -sollocé.
- MMnff... T-ti...enes...que irte... Has...sido muy valiente Tae... -me miró y me sonrió con cansancio antes de sentir una de sus manos ensangrentadas acariciarme el cabello - Siento... no haber cumplido...con mi parte... pero ...éste es el adiós...
- No...no te voy a abandonar... -le abracé con fuerza y pude ver no muy lejos de dónde estábamos, que se acercaban los marchitos con antorchas - Onew...
- Vete... Aún tienes...una oportunidad...
- Íbamos a lograrlo juntos... -volví a mirarle a los ojos.
- Y así será... siempre estaré contigo... -en ese momento, colocó en mi muñeca una vieja y simple pulsera de lana trenzada y me besó en la frente - Ahora corre y no mires atrás...
- ... Onew... N-nunca te olvidaré... -le besé fugazmente en los labios y muy a mi pesar, eché a correr en el sentido contrario al que venían los enfermos.


Apenas lograba ver nada por las lágrimas en mis ojos y sentí ansiedad al pensar que lo estaba abandonando cuando aún, quizás, hubiera modo de llegar juntos al mundo exterior.
Me detuve en seco cuando escuché los gritos desgarradores de dolor de Onew y sin poder evitarlo regresé, sólo para ser testigo de algo que acabó con cualquier clase de esperanza que yo pudiera tener, acabó con la empatía que había sentido por aquellas personas abandonadas a su suerte a morir por una enfermedad que les carcomía de dentro hacia afuera... Allí, entorno a él, había congregado un grupo, que había comenzado a comérselo vivo.
Lo mordían y le arrancaban trozos de carne... Podía ver cómo brotaba la sangre caliente de dentro del cuerpo de Onew y no pude más que vomitar. 
Jamás hubiera pensado que aquel iba a ser el final del mejor hombre que en la vida conocería. Poco a poco los gritos se apagaron hasta que finalmente, presencié como dejó de respirar cuando uno de aquellos enfermos, le arrancó media garganta de un mordisco.
El dolor que recorrió mi cuerpo fue indescriptible... Nunca entenderé porqué Dios quiso hacerle tanto daño a un chico que siempre había hecho el bien por los demás... De haber existido... Dios habría sido un grandísimo capullo por permitir que Onew muriera de aquella manera. 



✟☢  ̷Y CUANDO JESÚS LE PREGUNTÓ A DIOS
 "¿POR QUÉ ME HAS ABANDONADO?" 
ÉL, NO DIJO NI UNA PALABRA ☢✟




El silencio se había apoderado de la sala de la enfermería. Nadie parecía querer respirar tras aquel horrible relato e incluso la entrevistadora, estaba con la cara hundida en un pañuelo, llorando desolada por lo que Taemin acababa de contar. El muchacho resopló y se enjugó sus propias lágrimas con la manga de la camisa, antes de continuar:


- El resto de la historia... Ya la conocen... Corrí durante el resto de la noche hasta que mi última escapatoria, fue lanzarme al río, con la esperanza de que me llevara lejos... Lo más lejos posible de Heaven y de todas esas pesadillas... El río me arrastró y tuve la sensación de que me ahogaría en los rápidos más de una vez, pues la corriente era tan fuerte, que tiraba de mi hacia abajo, como si fueran las manos de Appa Minho, queriendo llevarme al fondo para que me reuniera con todos los demás...
Heaven es... y siempre será, una parte de mi... Me ha dejado secuelas físicas y mentales de las que nunca me recuperaré... Ellos me lo quitaron todo... A mi y al resto de chicos que vivimos allí. Nos quitaron a nuestras familias, nos quitaron la libertad... Nos quitaron nuestro pensamiento propio... Nos quitaron a nuestros amigos... Y a mi, me quitaron a Onew... - sollozó antes de negar con la cabeza - Hubiera dado lo que fuera, porque él estuviera aquí conmigo hoy... Porque yo no me salvé, fue Onew quien me salvó una vez tras otra... Y me duele saber que a partir de hoy, me levantaré cada mañana, sin su dulces sonrisa y sabiendo que jamás volveré a escuchar su voz llamándome o tranquilizándome ante los peligros que me acecharán por la noche... Heaven y Appa Minho, se lo han llevado todo...


Un nuevo silencio se apoderó de todos y fue entonces cuando la presentadora, tomó las manos del muchacho en un gesto que quería demostrar su apoyo para él, o quizás, fue simplemente un acto reflejo para que se sintiera más tranquilo:

- Taemin... ¿por qué no nos dices dónde está Heaven? La policía podría ir allí y...
- Y no encontrarían nada... 
- ¿Cómo lo sabes? Si aún hay gente que como tu está sufriendo, quizás lleguen a tiempo para rescatarlos.
- Lo dudo... Por algo tan simple como que... El día que me colé en el dormitorio de Appa Minho, encontré unos papeles que me detuve a leer. Hablaban no solo de sus locuras religiosas, sino de que en el caso de que alguien huyera, Appa Minho tenía la autorización de Dios, para llevar a los hombres y mujeres de Heaven al purgatorio... En definitiva... Los iba a matar cuando Onew y yo escapáramos, y por lo que decían las notas, utilizaría veneno, seguramente, repartiéndolo en el vino de comunión... Estoy seguro de que lo cumplió... Que los mató en nombre de Dios y de sí mismo y que seguro él también lo tomó... En Heaven no quedarán más que cadáveres y horrores que sólo desean ser olvidados. Espero que el tiempo y el bosque se traguen aquel infierno disfrazado de Paraíso...


Así fue como terminó la entrevista de Taemin. Cuando las cámaras se apagaron, la presentadora, le ofreció su número de teléfono y le insistió al muchacho, que cuando necesitara cualquier cosa, que por favor, la llamara y ella estaría encantada de poder ayudarle. Poco a poco, comenzaron a vaciarse los estudios de la cadena televisiva y el menor, aún no podía ponerse de pie. No fue hasta que las luces del pasillo se apagaron, que decidió incorporarse y pedirle al señor que se había quedado cuidando de él, que si podía ir a traerle algo de comer, pues tenía hambre. Hacía mucho que no comía en condiciones y en el hospital le habían recomendado una dieta líquida y en poca cantidad, ya que tenía problemas estomacales por haber estado comiendo y bebiendo alimentos en mal estado y contaminados por químicos, basura y residuos.
Cuando se quedó a solas, Taemin miró hacia la ventana de la enfermería y decidió bajar de la camilla para ir y abrirla, dejar que entrara el aire, que aún siendo un aire de una ciudad tan grande como lo era Seúl, se le antojaba más puro que el que se respiraba en Heaven. Sonrió cuando al abrir, sintió la brisa correr y acariciarle de forma suave en la cara. Cerró los ojos y aspiró el aroma a humedad, debo a la hora que era. Se apreciaba la bruma por todas partes, pero hubo algo que llamó su atención. Pasó varios minutos mirando a lo lejos la ciudad, viendo ir y venir los coches, hasta que tuvo la extraña sensación de que alguien le estaba observando y despacio giró un poco la cabeza, creyó apreciar una sombra plantada ante la puerta y se giró completamente, abriendo los ojos de forma abrupta al encontrarse con aquellas sonrisas, que lo observaban en silencio.

 Y entonces lo comprendió todo... Heaven no estaba completo sin él... Estaban allí, para terminar el trabajo que Dios les había encargado. Sus rostros expresaban felicidad por haber encontrado la pieza de puzzle perdida... Estaba allí... "Te hemos estado buscando durante tanto tiempo... "




✟☢  ̷Y DIOS DIJO: YO SOY, EL QUE SOY ☢✟