Género: Fantasía / Aventura
EEL: TP
Resumen: Año 1423, la dinastía Joseon gobierna Corea. Han levantado los cinco grandes palacios y la familia real reside en el Gyeongbok y se ve amenazada por la maldición de un enemigo contra el que llevan luchando desde el año 1395 cuando se hicieron con el poder. Cuando el monarca caer gravemente enfermo,sólo su hijo menor, Minho, tiene el corazón lo suficientemente puro como para emprender un peligroso camino que le llevará en busca de un brebaje que se esconde en el corazón del bosque de Gotjawal en la isla de Jeju.
Tras haber recogido lo poco de importancia que pudieran tener ambos, los dos jóvenes pusieron pies en polvorosa. La única guía en aquel momento era sólo la certeza del brujo de que iban o no en la dirección correcta. Su conocimiento del bosque era todo cuanto les separaba de la muerte. Avanzaban en la oscuridad total...Aquella noche parecía que toda la vida del bosque se había callado de pronto en pos de impedir que llegaran muy lejos con aquellos asesinos pisándoles los talones.
Debido a que aún le dolían algunas zonas del cuerpo, el Príncipe parecía ir algo más lento tras el paso del brujo, quien evidenciaba conocer incluso dónde se encontraba cada piedra en el sendero. Cuando la distancia entre ambos produjo que Minho perdiera de vista a Key, el joven monarca se detuvo en seco y miró en silencio al rededor, esperando que el ruido de los livianos pasos de su compañero delataran su posición, sin embargo, el silencio era casi absoluto a su alrededor. Temeroso, empezó a preguntarse si no lo habría abandonado al percatarse quizás con un sentido del oído más desarrollado, de que los asesinos ya se le habían echado encima. ¿Y si lo llamaba?... No. Sería, delatar su posición... Pero tampoco podía esperar eternamente a que el brujo se diera la vuelta y se percatara de que ya no iba detrás de sí. Se recostó unos segundos a recuperar el aliento junto a un árbol y miró en silencio los troncos que se divisaban entre las brumas, esperando quizás, ver aparecer en cualquier momento a aquellos hombres que le perseguían... Estaba casi seguro de que no le seguían porque los hubiera mandado un competidor de la casa real, más bien, se hubiera apostado el cuello con toda certeza, de que había sido alguien del propio palacio, de su propia familia incluso... ¿Alguno de sus hermanos era verdaderamente capaz de intentar asesinarlo?Y de ser así ¿con qué motivo? No era una amenaza, al menos no más que Mujong.
Emitió un leve suspiro y pronto sintió una mano fría que cubría sus labios y se tenso hasta que Key se puso frente a él con un dedo sobre los labios expresándole que debía guardar silencio. Minho se quedó muy quieto. Siendo sincero, se la había congelado la sangre en las venas cuando su compañero se presentó de aquel modo inesperado frente a él sin que llegara a escuchar sus pasos en ningún momento. Guardaron juntos silencio durante varios segundos hasta que Key se retiró el dedo de los labios y se señaló la oreja. Ambos prestaron atención, incluso parecieron dejar de respirar para que ningún sonido llegara a obstruir a lo que el brujo hacía referencia.
Se hicieron entonces audibles los acelerados pasos de aquellos que iban persiguiéndoles. Destacando de forma casi inaudible sobre el silencio imperante en aquel bosquejo del que Minho estaba cada vez más desesperado por salir. Key no parecía tener intención de moverse, de hecho su gesto era como si esperara que algo sucediera. En efecto... En apenas unos segundos, escucharon ambos un grito de dolor y tan pronto como sonó, el joven brujo hizo que el príncipe se apoyara completamente contra el tronco del árbol como si pretendiera fundirlo con su corteza. Pasó junto a ellos sin percatarse y sin detenerse uno de aquellos hombres vestido de negro alertado por el grito de su compañero. Sus voces resonaron con un estremecedor eco por el bosque silencioso. Al parecer uno de ellos había caído en una trampa de algún cazador y se había hecho mucho daño, de lo contrario, no habrían escuchado su agónico grito... Era el momento. Key agarró con fuerza de la mano a Minho y salió corriendo en dirección contraria a la que se escuchaban aún los quejidos. No tenían más que unos segundos de margen para alejarse todo lo posible antes de que el ruido de sus pasos llamara la atención de los asesinos. Minho fue quien más corrió, jalando de Key y tratando de seguir sus indicaciones de por dónde tenían que ir. Pronto al eco de sus pasos, se sumaron los de los asesinos restantes. Mirar atrás no era ya una opción, ni siquiera detenerse lo era. Todo resultaba muy confuso para Minho. Acostumbrado a una vida llena de calma y en la que siempre estaba protegido y a salvo bajo los brazos de sus padres, el verse en peligro era algo que le provocaba un profundo miedo... Apenas había comenzado su camino y ya había quien quería matarlo... Por suerte o desgracia... Más bien suerte, había dado con aquel muchacho que viviendo aislado,decidió tenderle una mano amiga. Si salían con vida de aquella horrible situación, llevaría a Key al palacio y se los presentaría a sus padres para que lo recompensaran como era debido.
Antes de poder pensar aquello con más claridad, sintió un fuerte jalón del brazo del que llevaba sujeto a Key y abriendo mucho los ojos se encontró tirado junto a este tras una vieja cerca de madera en la que su amigo le había hecho agazaparse. A unos cien metros de allí, en donde la neblina no era ya tan intensa, se veía una modesta casita campesina. Parecía abandonada y cuando pasaron aquellos asesinos corriendo. Ni siquiera se percataron de la cerca, al contrario, siguieron de largo a la casa, dando por hecho que la mente simple de Minho lo habría llevado a esconderse allí... Y quizás, de no ser por Key, no se habrían equivocado. Seguramente el Príncipe hubiera ido corriendo en busca de alguien que le ofreciera cobijo e hiciera frente a aquellos hombres.... Una vez más, Key hizo un fabuloso alarde de todos los trucos que guardaba bajo la manga y por lo que sin duda lo habían llamado "brujo", aunque eso no lo hacía menos increíble. Sacó de una de sus largas mangas negras, unos pequeños sacos de tela amarrados con un cordón de lana que...Sin saber Minho cómo, prendió en llamas y lazó contra la casita abandonada, provocando un estallido de fuego. El joven monarca no tuvo siquiera tiempo de asustarse, antes de que los hombres salieran si bien en llamas o sobresaltados, Key lo hizo levantar y volvieron a correr juntos a través del bosque aparentemente sin ningún rumbo establecido.
No supo cuánto tiempo pasaron corriendo, quizás fueron varios minutos o incluso una hora... Solo sabía que le dolía todo el cuerpo y que todos los árboles le parecían absolutamente iguales, todas las direcciones eran iguales. Sin embargo, alcanzaron las lindes del bosque y la visión de los farolillos del pueblo a menos de cien metros de ellos, le hicieron tan feliz y le hicieron sentir tan aliviado que quiso jalar de Key en cualquier dirección. Pero el muchacho lo hizo detenerse y le pidió por favor que fuera discreto, iba a esconderlo y por tanto, cuanta menos gente le viera, mejor sería. De modo que lo llevó a la parte trasera de una casa y tras tocar delicadamente a la ventana que daba al pequeño patio, una mujer anciana, abrió apresuradamente,como si conociera aquella forma de llamar y observó al joven:
-¡Key,hijo mío!
- ¡Sshh!-se apresuró a silenciarla el joven- Por favor,abuela, tienes que ayudarme...
- ¿Qué sucede,hijo?
- Necesito que escondas a éste hombre en casa, por favor... No debe salir,ni nadie debe verlo hasta que pase el amanecer. ¿Lo harás por mi?
- Sí,sí,sí -dijo apresurada la mujer antes de moverse con agilidad a abrir la puerta y dar paso al Príncipe.
- ¿Y tú,Key? -preguntó el monarca preocupado.
- No te preocupes por mi, la prioridad es que tú estés a salvo...
Tras una fugaz sonrisa de su compañero. El Príncipe se quedó traspuesto viendo como se marchaba confundiéndose entre las sombras con sus ropajes negros.
Fue un sentimiento extraño... En apenas unas horas, había confiado ciegamente su vida a un completo desconocido como si fueran los mejores amigos desde siempre... Alguien que no tenía porqué socorrerle, había puesto en peligro su vida porque él era como hombre, incapaz de hacerlo solo... Key había sido muy valiente... Brujo o no, su coraje y su bondad hacían que aquel minúsculo detalle, no fuera importante para que Minho se diera cuenta de que había encontrado a alguien como él, bueno y bondadoso... En ningún momento desconfió de su palabra ni de su hacer, ni siquiera se le llegó a pasar por la cabeza que, quizás, podría haberle estado mintiendo y llevándole a una ratonera sin salida para luego ser entregado a los asesinos.
En ese momento, sintió un suave jalón de la manga de su ropa y giró la cabeza observando a la anciana que le instaba a entrar rápido en la vivienda para poder esconderlo. Al igual que en casa de Key, había una trampilla bajo el suelo que era como poco, difícil de apreciar y una vez allí no supo cuánto tiempo pasó. Escuchaba ruidos que no sabía a ciencia cierta si eran o no los hombres que iban tras sus pasos. Obviamente, para salvarse, tendría que conseguir un barco en el puerto que estuviera dispuesto a llevarle hasta las orillas de la isla de Jeju. Estaba tan cansando con todo aquel asunto que sin darse cuenta, sus párpados comenzaron a cerrarse y empezó a quedarse dormido. Por desgracia, su dormir no duró demasiado. Unos pasos potentes y fuertes hicieron que abriera los ojos sobresaltado, los escuchaba caminar sobre la trampilla y pensó por unos segundos que había llegado el fin de su viaje. La trampilla comenzó a abrirse y decidió que si tenía que morir, lo mejor sería hacerlo como un hombre. Agarró el mango de su espalda y mientras la desenvainaba con sigilo, la puerta terminó de abrirse y pudo ver con alivio, no solo que ya había amanecido, sino que la túnica que estaba divisando era la de Key, quien bajó los escalones llevando algo de fruta entre los brazos. Minho volvió a envainar la espada y sonrió viendo a su amigo que al verlo sonreír, correspondió del mismo modo. Hubiera sido muy difícil de describir aquella situación pero... El Príncipe entendió en aquel momento porqué nunca había sido como sus hermanos, porqué no le gustaban las muchachas que coqueteaban con él alzándose un poco sus faldas... Fuera o no algo excepcional debido a la belleza única y extraña de aquel brujo, Minho entendió que se había prendado de aquel joven... Para mayor o menor deshonra, le gustaban los hombres y en el fondo siempre lo había sabido.
Cuando finalmente volvió en sí tras observar embelesado aquella sonrisa, se sentó en el suelo junto a Key y comenzó a comer con voracidad lo que el brujo le había traído y mientras comía, lo escuchó hablar sobre lo que había sucedido cuando lo dejó allí.
- Dieron con el pueblo cuando yo regresaba para esconderme en un viejo granero. Desde allí los observé moverse por cada casa y granero... Abrían las puertas sin dificultad y entraban mientras los habitantes dormían plácidamente. Registraban todo lugar donde pudiera ocultarse un hombre. Por suerte, cuando entraron aquí,no dieron contigo...Perdón, con vos,Majestad...
- No, no, por favor... Puedes tutearme, dime solo Minho.
-Bueno... Minho -dijo con una tímida sonrisa mientras sus mejillas se sonrojaban levemente- Por lo que he comprobado han vuelto al bosque, no sé si para esperar desde allí veros salir o para poner rumbo a donde sea que deban ir sin ser vistos...
- ¿Alguien ha resultado herido en la noche?
- Nadie, al menos que haya visto. Todo el mundo ha salido a su hora para comenzar a trabajar.
- Es tranquilizador que no haya muerto ningún inocente... Y lo es más aún que tu estés bien.
- ... -carraspea y luego se pone en pie- Tenemos mucho que hacer, os llevaré hasta el puerto y una vez allí podréis llegar a Jeju con facilidad.
- ¿No vienes conmigo?
- ¿A Jeju? No puedo. Nadie puede ir allí salvo que...
- Sé bien lo que dicen las leyendas de Jeju pero quizás sean sólo eso, leyendas... Quizás simplemente hay que tener cuidado... Sé que podríamos llegar lejos, conoces bien el bosque, incluso me he dado cuenta de que sabías exactamente dónde se encontraban las trampas de los cazadores e hiciste que uno de nuestros perseguidores cayera en ella.
- Fue fruto de la casualidad.
- No hay casualidad posible, Key... De verdad que sé que sabías perfectamente lo que hacías... La cabañita abandonada... De haber estado solo, yo habría entrado a esconderme y tú sin embargo te quedaste fuera porque era evidente que iban a entrar a buscarme... Les tendiste una trampa, te adelantaste a sus pensamientos más de una vez. No puedes engañarme, Key... Tienes muchas virtudes, no necesitas nada más para acompañarme a Jeju.
- Entiendo que me considere una herramienta de utilidad pero...
- No he sido claro del todo, me temo... No quiero separarme de ti.
Tras aquellas palabras, Minho ganó terreno rápidamente y se lanzó a besar a Key. De no haberse echado éste hacia atrás, sobresaltado, el contacto entre sus bocas habría sido inminente. Sin embargo Key perdió pie y calló sobre unos sacos de trigo y Minho tras él al intentar sujetarlo para evitar que cayera. Key replicó al tenerlo encima y en cuanto los ojos de ambos se encontraron, enmudeció. Quería que Minho lo besara, pero al mismo tiempo quería echar a correr y evitar aquello a toda costa. No sería el primer ni el último hombre que le hiciera sentir falsamente sentimientos que no profesaba en realidad. Sin embargo aquel ansiado contacto llegó en cuanto el monarca decidió que era momento de ser valiente primero y pensar en las consecuencias cuando ya estuviera hecho y no al revés. Minho se acercó a Key y le besó. Fue un beso corto, superficial, más el beso de un niño tierno que el de un joven ardiente. Al brujo le resultó absolutamente encantador y poco a poco comenzó a mover los labios para ayudar al latentemente inexperto Minho a llevar aquel contacto a un nivel más alto.
De pronto la excitación flotaba en el ambiente. Las hormonas que Minho no había sentido durante sus años de pubertad aparecieron todas de golpe y sintió la imperante necesidad de poder tocar a Key bajo la ropa y aunque en un primer momento su amigo no le dijo nada cuando metió la mano bajo su túnica negra, apenas rozó la piel del menor y sintió una descarga por todo el cuerpo, como si aquello fuera lo más maravilloso y perfecto del mundo, como si tuviera por sí mismo la energía más sublime del mundo... Sin embargo, en cuanto la yema de sus dedos rozó la suave piel de la pierna de Key, el joven se revolvió y se lo quitó de encima con brusquedad. En un visto y no visto, aquel maravilloso momento había acabado y un trastocado príncipe veía desde el suelo, aún sumido en la sorpresa, como su compañero huía escaleras arriba, saliendo de la trampilla sin decirle una sola palabra.
Se llevó una mano al pecho tomando aliento y luego se acomodó el pelo sin entender qué había sucedido... ¿Habría hecho mal algo y por eso estaba así? Decidió salir del escondite y buscó a Key apresuradamente para disculparse por haberlo hecho sentir violento.
Una vez salió de allí, se encontró a su compañero sentado junto a su abuela en silencio mientras ésta le servía un té recién hecho. No creyó que fuera adecuado hablar sobre lo sucedido con aquella mujer delante...Al fin y al cabo, a ojos de todo el mundo, algo así era una depravación. Saludó amablemente a la mujer y le agradeció que le escondiera y antes de que lograra sentarse junto a ellos, la anciana reparó en el emblema real de la ropa del forastero y se quedó petrificada. Minho se dio cuenta a donde miraba y se apresuró a que la mujer no hiciera ninguna reverencia. Aunque ella la hizo de todos modos y Key se limitó a observarla en silencio sin que sus ojos se cruzaran con los del Príncipe en ningún momento. Luego, la anciana comenzó a decir que nadie se creería que un miembro de la realeza se había escondido en su casa, menos aún el hijo más joven y atractivo del Rey. No le costaba mucho a la buena mujer sacarle información al ingenuo muchacho. En menos de 10 minutos ya sabía a dónde tenía que ir y porqué y casi le reprochó a Key que no se lo hubiera dicho. Más bien le dejó claro a su nieto que si no ayudaba a Minho, no lo dejaría volver a pasar por allí nunca más. Nuevamente, el brujo solo asintió sin soltar su taza de té y sin mirar a nadie en concreto. Entonces la mujer se puso en marcha y preparó una saca no muy grande con algo de pan y kimchi, al menos, la hizo no muy grande porque su nieto le llamó la atención varias veces porque estaba cargando demasiado las bolsas con toda clases de comida y utensilios para cocinar. Luego de aquella graciosa escena familiar, la buena mujer le explicó al joven príncipe que aún le quedaban al menos 3 horas de viaje hasta el puerto. Por suerte, todos los terrenos hasta allí , eran cultivos y los granjeros estarían trabajando las tierras, de modo que sus perseguidores no irían a por él o al menos eso pensaba ella. La zona portuaría quedaba bajando unos acantilados, pero ya había un camino hecho y si los carros cargados bajaban por allí, ellos podrían sin problemas. Ya luego en el puerto sería fácil que algún pescador se ofreciera al menos a acercarlos hasta Jeju,ya que ninguno iba nunca a sus costas.
Minho agradeció el buen hacer de la anciana y al medio día, cuando el sol brillaba en lo alto del cielo ambos jóvenes se pusieron en marcha tras despedirse de la abuela de Key. Por lo demás, ninguno de los dos jóvenes se dirigió la palabra durante el camino. Los campesinos que se encontraban recogiendo por aquel entonces los cultivos de arroz y preparando para la siguiente temporada, se sorprendían al ver pasar a un joven con el emblema real en la ropa, acompañado del brujo. Minho se percató que el hecho de que caminaran no solo juntos sino a la par, despertaba en todos los que los veían la necesidad de agruparse entre ellos para poder hablar sobre lo que sucedía. Incluso llegó a escuchar que era bien sabido que la reina era muy supersticiosa, pero aquel joven ...¿Qué motivo podría tener para ir acompañado por un brujo al que habían echado del pueblo?
El joven monarca movió la cabeza, Key parecía muy incómodo por ser el centro de todas las miradas, realmente es como si aquellas gentes estuvieran a punto de agacharse a coger piedras para arrojárselas... ¿Por qué?¿Acaso su amigo había hecho algo malo? Su madre le había dicho alguna vez que el pueblo llano era muy ignorante y solía tener miedo de quienes sobresalían entre todos, los apartaban y los trataban porque eran personas que iban muy por delante de los demás y eso hacía que todos se dieran cuento de su mediocridad. De modo que se detuvo y miró a su amigo:
- Key, levanta la cabeza con orgullo. Tú no has hecho nada malo.
- ... ¿Cómo lo sabes?
- Te miran así porque sobresales por encima de ellos... Estoy seguro de que te tienen miedo porque eres especial. No quiero que bajes la cabeza como un criminal.
- Pero...
- No. Nada de peros -le sonríe- Levanta la barbilla, eres especial y que no te den miedo, si alguien te hace algo, responderá ante mi.
- Eres... tonto... -dijo finalmente con una sonrisa.
Tras aquella sonrisa por parte de su amigo, sintió que el camino sería mucho más ameno. Nunca nadie se habría atrevido a llamar "tonto" a un miembro de la monarquía, pero Key lo había dicho de un modo tan encantador que ni siquiera se sintió ofendido o ultrajado por esa palabra, de hecho estaba muy feliz. Siguieron caminando juntos y Key levantó la cabeza como su amigo le había dicho, sintiéndose orgulloso de poder caminar junto a un Príncipe como si fueran los mejores amigos. Aunque ninguno reparó en que detrás de ellos, a unos doscientos metros, caminaban unos hombres vestidos como si pertenecieran a la guardia del palacio. Dando la impresión de que eran la escolta de Minho. Sin embargo, conforme empezaban a dejar atrás los campos más concurridos, Key sintió un escalofrío recorrer todo su cuerpo, desde la nuca hasta los pies e inevitablemente giró la cabeza, conocedor de que aquello significaba como mínimo que estaban observándoles. Al darse la vuelta, se detuvo en seco observando a aquellos hombres que iban detrás... ¿Cómo se había dado cuenta tan tarde? Los tenían casi encima. Agarró la mano de Minho y lo obligó a echar a correr. El monarca no tardó en reaccionar y comenzar a correr y una vez en carrera, ya giró la cabeza viendo a todos aquellos hombres que iban tras ellos. La mayoría de campesinos habían quedado atrás y los discretos asesinos comenzaron a mostrar las armas que llevaban encima,decididos a rebanar con sus largas espadas a ambos muchachos por la mitad. Una flecha pasó cerca de la cabeza de Key y aquello produjo que ambos jóvenes trataran de correr más deprisa. Les quedaba mucho camino por recorrer antes de llegar a la bajada rocosa que daba al puerto... ¿Realmente iban a poder soportar los dos una carrera semejante? Entonces Minho vio un caballo sujeto a una carretilla y jaló a Key en aquella dirección sacó una cuchilla de su cinturón y cortó lo más deprisa que pudo los amarres que sujetaban al animal. Sin embargo, en una muestra de valor que era muy poco común para el siempre precavido y miedoso Minho , se montó sobre el caballo dejando a Key en tierra y girándose hacia aquellos hombres que venían contra él, se lanzó al galope sacando su arco y dispuesto a atacarlos y derribar a los que pudiera. Más, también ellos lo esperaban con el arco al verlo subir al caballo.
En realidad no vio venir el proyectil enemigo, pero cuando lo sintió, tuvo el tiempo justo de lanzar el suyo antes de perder el equilibrio y caer del caballo a causa de la fuerza con la que la flecha impactó en su cuerpo y a la velocidad que iba sobre el animal. Key observó horrorizado aquella escena y echó a correr rápidamente para socorrer al monarca antes de que aquellos hombres lo asesinaran. Tal sólo tuvo tiempo de ver cómo se les echaban a ambos encima.
✩✥ CONTINUARÁ... ✥✩
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